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Cómo hacer «grande» tu negocio comenzando con dinero prestado.

Esta es una pregunta que nos hace un usuario, y de hecho, una gran pregunta ya que responderá algunas cuestiones que en algún momento todos nos hemos preguntado al ver esas grandes empresas que en cuestión de 2 años forman auténticos imperios del beneficio, miles de millones de ganancias, 10,000 puestos de trabajo, y todo, en tan poco tiempo, cuando muchos emprendedores se quedan en su pequeño negocio trabajando 18 horas al día y sin posibilidad de crecer.

Desde Negocios1000 nunca nos ha gustado «vender la moto». Jamás daremos fórmulas mágicas para alcanzar el éxito en los negocios ni te propondremos que hagas ejercicios mentales para que el dinero venga por sí solo a llamar a la puerta de tu casa. Ese tipo de ideas son las que nos hacen soñar, el problema es que los sueños no son eternos y las ilusiones son temporales si no se hace nada al respecto.

Tener éxito no es fácil, de lo contrario, todos estaríamos en televisión explicando cómo lo conseguimos. Con respecto a hacer de un pequeño negocio una gran empresa, no tiene secretos, pero sí algunos misterios y pautas a seguir, en las que el riesgo va a estar siempre presente.

Punto 1. Que una empresa facture 1,000 millones de euros y tenga 100,000 empleados, no significa que sea una empresa rentable en ese momento.

Punto 2. Que una empresa tenga presencia en 70 países, con más de 100 fábricas y 80 oficinas, no significa que sea una empresa rentable ( Caso Nueva Rumasa)

El secreto: Un negocio crece conforme se incrementa su deuda.

Para crecer, salvo excepciones que han surgido dentro de los negocios online, hay que invertir, por lo que o bien hay que endeudarse un poco o solicitar inversión externa. Esto no quita que un negocio pueda crecer por sí sólo con una mínima deuda o un mínimo de inversión, pero está claro que el proceso de crecimiento va a ser mucho más lento.

Nos remontamos 5 años atrás y exponemos cómo crece un negocio hostelero. El señor «C» abre una cafetería pequeña en un pueblo y crea una sociedad. Unicamente tiene un préstamo inicial que solicitó para pagar un traspaso. La cafetería es rentable, por lo que genera suficientes ingresos para pagar el personal, el préstamo y mantener las cuentas en positivo. El dinero se mueve en el banco, se paga a proveedores a tiempo, y todo el mundo está contento.

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Al estar en un pueblo, no puedes recurrir a publicidad masiva, pues para ir a una cafetería como otra cualquiera, los clientes no van a hacer 30km habiendo otra al lado de su casa. En este tipo de negocio, únicamente te queda la opción de mantener sus ventas y recortar los gastos al máximo posible. Tendrás días de más ventas y días de menos ventas, pero más o menos, por los habitantes del pueblo, sabes cual es el tope de ingresos que vas a generar, e incluso si el día de mañana se abren en el mismo pueblo nuevas cafeterías, la clientela se repartirá bajando la rentabilidad de tu negocio.

El señor «C» decide abrir una nueva cafetería, pero ahora en la capital. Para ello se dirige al banco y solicita un nuevo préstamo. El banco estudia los números de tu empresa, que hasta ahora son favorables, por lo que no tiene que haber mayor inconveniente para que te concedan el segundo préstamo aún no habiendo acabado de pagar el primero, siempre y cuando las cuentas digan que aunque el nuevo negocio no te genere rentabilidad inmediata, podrás seguir haciendo frente a ambos préstamos. El banco sabe que algunos proveedores te financiarán en tus inicios. No obstante, si el banco lo deniega, siempre queda la opción de buscar un socio capitalista o una inversión externa por parte de un inversor privado.

Una vez abierta la segunda cafetería, comienzas a recibir clientela. Al cabo de unos meses ya tienes la nueva cafetería generando rentabilidad y tu antigua cafetería manteniendo sus ingresos. Proveedores cobran y no se devuelven letras en el banco, por lo que nuevamente, todos contentos.

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¿Qué ocurría si ahora quieres abrir un nuevo negocio, bien sea cafetería, restaurante, inmobiliaria, etc..? A la hora de ir a un banco, en este momento ya no eres un «don nadie», sino un empresario con cuentas claras y positivas, por lo que en el banco no suelen poner problemas, aunque cada vez solicitarán más garantías, por lo que llegado a este punto, probablemente ya necesites comprometer tu vivienda como garantía o cualquier activo del que dispongas, sin olvidar que el activo principal que ve el banco en tu empresa son los ingresos reales que te generan las cafeterías.

Cuantos más negocios dispongas, siempre y cuando hasta ahora no hayas tenido problema de liquidez, más facilidad tendrás para recibir la financiación necesaria para nuevos negocios. Como se suele decir, el comienzo es lo más difícil, una vez que comienzas a caminar, el recorrido se hace más fácil.

Para crecer, hay que invertir, bien sea en deuda crediticia, bien sea en publicidad o bien sea en negocios de otra persona a modo de socio. Por eso siempre hemos comentado que el emprendedor debe tener conocimientos de inversiones y el inversor, del mismo modo debe conocer el funcionamiento de las empresas.

Muchas de esas grandes empresas que ves cada día, tienen más deuda que beneficios, y no estarán limpios de deuda hasta pasados 10 o 15 años en el mejor de los casos. En Facebook hay miles de millones invertidos por parte de inversores particulares y grupos de inversión, Google es un caso similar, y ambas empresas, de su rentabilidad deben continuar destinando parte de sus ingresos a estos inversores.

Al igual que mostrábamos en el documental que el dinero es deuda, los negocios y empresas se forman con deuda. No hay otra forma de hacerlo.

Hacer crecer un negocio es invertir en el negocio, y como toda inversión, conlleva un riesgo, con la diferencia de que en este caso, estás invirtiendo en tí mismo, así que si te fías de tí, de tu experiencia y posibilidades, no hay mayor problema. Te puede salir bien o te puede salir mal, si supiéramos el resultado final de antemano, la vida no tendría sentido.

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En el peor de los casos, te puede salir mal, por lo que podrás aprender de tus errores y volver a comenzar. El fín o la quiebra de un negocio no es el final de la vida, sino el principio de un nuevo emprendimiento con una experiencia añadida.

En resumen: No existen fórmulas mágicas, salvo hacer las cosas bien durante el tiempo que las hagas, invertir correctamente, saber elegir a las personas que te acompañarán en el viaje e innovar constantemente para no permanecer mucho tiempo en el mismo lugar.

Si alguna vez ves en televisión alguna gran empresa que de la noche a la mañana ha cerrado, no pienses que fue de la noche a la mañana. Aún siendo un negocio rentable, si el endeudamiento estaba por encima de la rentabilidad anual, con el paso de los meses y años, la situación empeoró. En ocasiones, muchos escogen la estrategia de alargar los pagos a proveedores para jugar con ese dinero durante más tiempo. Muchas veces únicamente se consigue alargar la agonía al no conseguir aumentar la rentabilidad, y en otros casos, ese margen de tiempo es suficiente para que a raíz de nuevas ideas, la rentabilidad crezca.

Un antiguo dicho de mi tierra: «Era tan pobre que no tenía ni deudas», y es que la deuda controlada, no es ningún mal, sino una ayuda para tu crecimiento.

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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