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Organizar el tiempo de trabajo.

No me da tiempo. Tengo muchas tareas pendientes. Llevo retraso en mis encargos. No he leído todas las normas nuevas que establecen. Se me queda corta la jornada laboral. Estoy hasta el moño de trabajo.

Cuantas veces, cuantas frases parecidas hemos oído a nuestros compañeros, a nuestro equipo, a la sociedad quejándose de la dureza del trabajo diario. Existe una competencia titulada Trabajo bajo presión que sería el caso y otra, Organización del tiempo en el trabajo diario, a la que vamos a dedicar unas líneas en este blog.

Definición de la competencia: organización del tiempo

Partimos de la base que cuatro de cada diez trabajadores dicen sufrir sobrecarga de información en el trabajo, que apenas pueden procesar y asimilar la información que reciben diariamente. Es un síntoma del trabajo bajo presión y de la organización del tiempo.

Un trabajador que se sienta a gusto en su puesto laboral, que acepte retos, sugerencias y nuevas líneas de trabajo, conviene en asegurar que en su Gestión del Tiempo es capaz de organizar y distribuir correctamente su tiempo laboral entre sus tareas encomendadas para llegar a tiempo a cada una de las exigencias que se le solicitan.

El beneficio, para empresa y empleado de una buena organización del tiempo radica en la salud física y mental de las personas que son capaces de liderar sus tareas y combatir su presión del trabajo diaria.

¿Cómo organizarse el tiempo?

Un papel, un bolígrafo y un poco de tiempo son los elementos necesarios para saber aprender a gestionar el tiempo y triunfar en las tareas diarias sin agobios, sin tensiones y con buen rendimiento en tu equipo de trabajo y la empresa.

Actuaremos diariamente sobre un papel, enumerando cada una de las actividades previstas para la jornada laboral.

Una vez relacionadas todas las tareas, deben valorarse la gravedad, la necesidad, el valor añadido, la urgencia y la productividad de cada una de esas tareas. Con esa valoración establecida, organizaremos todas nuestras tareas según la prioridad.

Ahora ya, solo queda dar a cada cosa su tiempo. Cada tarea y cada prioridad tendrá que ocupar su tiempo, con ello organizaremos nuestro día laboral, pero no debemos olvidar dejar tiempo a las “injerencias”, consideradas como tales, las llamadas telefónicas, correos, reclamaciones de compañeros etc, a las que habrá que dar su debida medida de tiempo y prioridad.

Observaciones a la hora de gestionar el tiempo

Conozcamos a nosotros mismos. Veamos también nuestros momentos de mejor actividad física o mental, según las necesidades de cada uno, para introducir en esos instantes las tares que más atención o esfuerzo nos pueden dedicar.

Programa el presente y el medio plazo, sin olvidar incluirte recompensas por aquellas cosas bien hechas y sin ser excesivamente exigente contigo mismo, que está bien la perfección, pero por exceso tampoco es interesante.
A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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