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Educación Financiera para nuestros hijos: Cuanto antes mejor (y el dinero sí es importante).

Llegado el momento, podemos analizar la inteligencia financiera de nuestros hijos con un sencillo ejemplo. Si nuestro hijo nos pide 10€ para comprar golosinas (gominolas, chuches, etc…), una vez le demos los 10€, se darían tres posibles escenarios:

1. Nuestro hijo se gasta los 10€ íntegros en las golosinas. Este niño es… como la mayoría.
2. Nuestro hijo se gasta 5€ en golosinas y guarda otros 5€ para otro día. En este caso nuestro hijo tiene sentido del ahorro.
3. Nuestro hijo compra 10€ en golosinas, las revende a sus amigos y vuelve a por más golosinas para volver a venderlas. En este caso tienes un potencial mago de las finanzas, quizás el próximo Warren Buffett 🙂

Una función primordial de los padres es enseñarle a nuestros hijos ciertos valores, como podrían ser la honestidad, educación, respeto, etc… y precisamente esos valores son los que llegada la adolescencia, aunque hayamos hecho un buen trabajo, se podrían perder por las influencias externas al núcleo familiar.

Hay padres que le lanzan un mensaje a sus hijos: «El dinero no es lo más importante en la vida«. Flaco favor se le hace a un niño introduciéndole esas palabras en su mente, ya que realmente ese mensaje no es cierto. Decirle a un niño que el dinero no es importante, es como decirle a un deportista que lo importante es participar. El perdedor escucha: «Has jugado bien, no te preocupes. Lo importante es participar». El ganador recibe la enhorabuena + el beneficio que eso conlleve. Es decir, el que piensa que lo importante es participar, siempre tendrá suficiente con participar. El que juega para ganar, con esfuerzo y sacrificio termina ganando, siempre y cuando tenga las aptitudes y preparación como para hacerlo posible.

Antes de que un niño pueda pensar por sí mismo, éste será católico o musulmán según la religión de sus padres. Un niño con 9 años ya es del Real Madrid, del Barcelona o del Betis. Con 14 años ya es de izquierdas o de derechas, y todo eso es el resultado de un condicionamiento ancestral. El niño ha sido condicionado porque a cierta edad son esponjas que todo lo absorben. Eso es lo que debemos aprovechar para encargarnos de que no cometa el error de muchos padres al no darle la debida importancia a la educación financiera.

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Háblale del dinero cuanto antes.

Se suele decir que no es sano hablar en la mesa de negocios y dinero. Ante eso, el mismo Warren Buffett afirma que su interés por las finanzas fue provocado porque su padre no dejaba de hablar de negocios y finanzas a la hora de comer, hasta el punto de hacer el tema llamativo para un niño. Warren Bufett decía que hizo su primera inversión con 9 años (y bromeaba diciendo que ya comenzó demasiado tarde).

Hazle saber a tu hijo que cualquier cosa que necesite en la vida, se consigue con dinero. Por supuesto que el amor es importante, pero esperemos que tu hijo jamás deba descubrir por sí mismo que cuando la pobreza entra por la puerta, el amor se esfuma por la ventana (alguien dijo eso alguna vez).

Cambia el tipo de regalos (Regala acciones)

Quizás con 3 años no sea el momento de cambiar el típico muñeco o bicicleta, pero a una edad de 8 ó 9 años, creo que ya es momento de que tu hijo reciba un regalo que le abra su mente financiera. ¿Qué ocurriría si el día de su cumpleaños le regalaras 100 acciones de una empresa cotizada en bolsa?.

Probablemente, en principio no le sentaría demasiado bien, aunque es un momento ideal para explicarle el por qué de ese regalo. Explícale lo que son las acciones. Dile que hoy le regalas unas acciones que valen 1€ cada una, pero que si la empresa hace todo lo que debe hacer correctamente, esas acciones se multiplicarán. Introdúcelo en el mundo de las finanzas diciéndole que estudie para su siguiente cumpleaños de qué empresa le gustaría recibir nuevas acciones.

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Sé que esto puede resultar muy frío o materialista, pero a cierta edad, uno llega a entender que ojalá nuestros padres nos hubieran regalado miles de acciones de compañías punteras en lugar de otros regalos que hoy día ni siquiera tenemos o nos acordamos.

Quizás otro tipo de regalos que estimulen la mente financiera puedan ser los juegos de mesa. El parchís es divertido, pero… quizás hay otros juegos como el Monopoly o similares.

Estimula el interés.

A un niño no hay que dárselo todo hecho, pero tampoco proceder a una rotunda negativa. Actualmente, cuando un niño le dice a sus padres: «¿Me puedes dar dinero para comprarme… xxxx?», los padres suelen responder que no hay dinero, que estamos en crisis, etc… pero muy pocos le hacen pensar a su hijo en la forma de obtener el dinero para conseguir aquello que quieren en ese momento. Si conseguimos que el niño se devane la cabeza buscando una fórmula para conseguirlo, puede que lo consiga o puede que no, pero ya le estamos inculcando dos valores que necesitará el día de mañana: «El pensamiento y el esfuerzo». Algunos pensarán que a esa edad es demasiado pronto y que un niño no podría conseguirlo. Recomiendo pues, leer nuestro artículo «Aprendiendo de niños de 12 años«, donde nos dan una gran lección.

Del mismo modo, hoy día pienso en esos libros que me obligaban a leer en la escuela. Viendo la utilidad práctica que tiene en la vida «El principito» o «La hoja Roja (de Miguel Delibes ), ojalá hubiera leído mucho más de temas financieros, ya que me lo hubiera ahorrado más adelante.

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Recuerdo el trabajo y el esfuerzo que realicé para aprender todas las capitales de los países del mundo. Hoy día, sin proponerme estudiarlo, tengo en mi cabeza más de 200 empresas de distintos índices bursátiles del mundo con sus respectivas rentabilidades y cotizaciones actuales.

Si conseguimos que ese interés por las finanzas se genere de una forma natural desde bien pequeños (cuanto más pequeños mejor), ese niño tendrá muy claro lo que quiere ser de mayor y lo que no quiere. No quiere decir que por narices vaya a ser empresario o tener una corporación millonaria, pero haga lo que haga en su vida, sabrá ahorrar e invertir, dos asignaturas en las que fallan el 90% de las personas. Del mismo modo, debemos intentar que sea feliz y que elija su propia felicidad. Que estudia aquello que le guste y que se dedique a aquello en lo que sea bueno o el mejor.

Recuerda que en el colegio no le enseñarán temas de educación financiera, así que esta función le corresponderá a los padres. Ahora bien, sé que muchos pensarán eso de: «A todos no nos puede gustar lo mismo o llamar la atención los mismos temas». Totalmente de acuerdo, del mismo modo que no todos tendrán éxito en sus vidas en un futuro y, en cierto modo nosotros podemos contribuir a ello, aunque la última palabra será del niño.

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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