Imagina una empresa donde no hay jefes, ni gestión de nivel superior ni departamento de recursos humanos. Las bonificaciones, despidos o contrataciones se determinan por consenso de todos los compañeros. Ahora imagina que esta empresa está entre las primeras de su mercado y está valorada en 4.000 millones de dólares. Pues bien, no es una broma, y esta empresa existe. Se llama Valve y es una de las principales creadoras y desarrolladoras de videojuegos.
Esta empresa asegura que tiene un modelo de gestión horizontal, sin jerarquías, a pesar de que tiene 400 empleados en la actualidad. Su modelo está basado en lo que varios miembros de la empresa han descrito como los principios del anarco-sindicalismo. Efectivamente, la libre asociación de los trabajadores entre sí.
El anarco-sindicalismo es una teoría económica con raíces en el siglo 19 que articula una forma de gobierno en el que la auto-organización de la plantilla logran metas directamente. En esencia: el socialismo sin Gobierno centralizado además de los sindicatos.
La forma en que esto se manifiesta es que, después de un proceso endógeno en el que un comité de auto-organización contrata a un nuevo empleado, él o ella es libre de afiliarse libremente y moverse por cualquier proyecto que tenga la compañía o crear el suyo propio.
Contrataciones y despidos pueden ser iniciados por algo tan simple como una conversación entre dos empleados en un pasillo, ya que para tomar una decisión, ésta debe contar con dos personas (lo que denominan pares) Y las bonificaciones, que a veces pueden ser como 10 veces el salario de un empleado base, están sujetos a revisión por pares, pero sin decisión de líderes estipulados.