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El buen Gerente: «que te metas el regalo donde te quepa».

En un hilo reciente del grupo Directivos y Dirigentes de Linkedin se abría un interesante debate ante la pregunta: «Eres gerente de una empresa. Un proveedor te regala una caja de botellas de un buen vino, una excelente cartera para documentos o un portátil, por poner unos ejemplos. ¿Qué harías?».

Me he quedado sorprendido con muchas de las respuestas, algunas de ellas sobre-fabricadas por aquello de la imagen en Linkedin y otras demostrarían algo que hace tiempo vengo notando en las empresas españolas.


Prácticamente todas las respuestas son las mismas:

  • Agradecer el detalle, devolver el regalo y pedirles que no envíen más regalos.
  • Sortear el regalo entre los trabajadores de la empresa.
  • No aceptarlo y explicarle que va en contra de mis políticas o las políticas de empresa.
Todo perfecto, pero ésto no trata de lo que sería ético o moral, pues hay que distinguir un regalo de un soborno, ya que por aceptar el regalo no vamos a otorgar una licencia para construir un aeropuerto o adjudicar una obra, como han hecho algunos políticos. Además, te puedes cargar la colaboración con la otra empresa por ese simple gesto que se podría malinterpretar. Me explico, aunque para aquellos que me conocen, ya saben que la diplomacia no es mi fuerte:
1. Si tienes un cliente japonés, el simple hecho de rechazar una invitación para tomar un té, se puede interpretar como una enorme falta de educación y respeto. El hecho de devolver un regalo de un proveedor  japonés casi con seguridad arruinaría tu relación comercial (es su cultura).
2. Muchas empresas contratan a los Gerentes por su cartera de contactos. Personalmente he trabajo con los mismos clientes y proveedores desde hace más de 15 años. He recibido regalos cuando trabajaba por cuenta ajena y los sigo recibiendo en fechas puntuales ahora que no trabajo para ninguna empresa. He quedado a comer con ellos los domingos y he asistido incluso a comuniones y bautizos de sus familiares. Esa es mi relación comercial. 
Más que clientes, con el tiempo se han convertido en amigos (aunque todos tenemos claro que los negocios son los negocios), y una cosa debe quedar clara, y es que son mis clientes y proveedores, no los de la empresa a la que vaya. Eso era lo que daba valor en el mercado de cara al mundo empresarial (al menos antes). Personalmente me he devanado los sesos para conocer los gustos de muchos de los gerentes con los que trataba para regalarles algo especial como agradecimiento y admiración hacia nuestra colaboración. Si alguien hubiera tenido la magnífica idea de rechazar mi regalo con una nota tipo «no es mi política» o «agradezco el detalle pero no vuelvas a enviar regalos», lo primero que hubiera pensado es que ese tío es idiota, además de ofenderme por insinuar que le estoy intentando sobornar.
Para mí, regalar algo a la gente con la que hago buenos negocios, es decirle que es importante para mí, que no es número en mi base de datos de clientes. Que yo cuido de mis clientes y proveedores, y por supuesto que quiero que ellos cuiden de nuestra relación comercial. De hecho, creo que las empresas deberían invertir más en este tipo de detalles en lugar de enviar la típica postal navideña «impersonalizada».
3. Lo de repartir o rifar los regalos entre los trabajadores, nuevamente muestra algo que no comparto. Lo primero sería: «¿Y si el regalo le toca al más incompetente?». Lo segundo sería que a un trabajador no hay que darle limosnas, sino lo que se merece. 
De hecho, la mayoría de las empresas españolas siempre están «racaneando» para no pagar las comisiones que corresponden a un vendedor. Si un vendedor que está molesto por este hecho, recibe una botella de vino de una caja que le han regalado a su jefe, perfectamente podría decirle que se meta la caja de vino por donde le quepa y que le pague lo que le corresponde.
En resumen, y como decía en ese mismo debate: Si tienes tendencia corruptible y eres poco de fiar, rechaza el regalo para evitar la tentación de ser sobornado. Si eres una persona íntegra y correcta, aprecia el detalle y no se te ocurra hacer el feo de rechazarlo. Si crees que tu empresa es una tómbola, rifa el regalo, o si por el contrario quieres darle a tus empleados limosna o migajas, repártelo.
Al menos es mi humilde opinión personal. Si alguien cree que estoy equivocado, puede decirlo.
Ver también:  4 Errores que se interponen entre tú y tu primer millón en los negocios.
A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

3 comentarios

  • Nadie da nada por nada, tanto compras tanto recibes. Yo prefiero un punto mas de descuento que un regalo, pero si hablamos de un regalo de navidad tipico de un representante agradecido, le estrecharia la mano y se lo agradeceria, ya que normalmente ese tipo de regalos los hace el de sus comisiones.

    Ahora en coña le haria beber toda la botella hasta que cantase los descuentos que le hace a la compe jeje

    Saludos

    • Lo cierto es que por regla general esos regalos no los hace el comercial con sus comisiones, sino la propia empresa a modo de agradecimiento por elegirlos. En muchas ocasiones se hace de gerente a gerente.

      Lo del punto de descuento es relativo. No es lo mismo un puto de descuento en una cafetería en pedido de 10.000€ al mes que hacer un punto de descuento en productos de facturación de 300.000€.

      Si en ese debate la pregunta hubiera sido: ¿qué regalarías como proveedor a un gerente para agradecerle la colaboración?. Todos estarían diciendo "pues yo le regalaría un buen vino, etc…" 🙂

      Saludos!!

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