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El éxito en la vida no es como una maratón, sino como un laberinto.

Cuando hablamos del éxito en los negocios, siempre decimos que no es una carrera de «sprint», sino una maratón, donde no consiste en llegar rápido y donde no gana el más rápido, sino aquel que no deja de correr cuando el resto ha aminorado el ritmo.

Claro que realmente el éxito en la vida, no consiste en correr hacia delante y sumergirnos en una carrera que ganará aquel que más aguante tenga.

En la vida no vamos a encontrar líneas rectas con indicaciones. En ocasiones deberemos elegir qué camino tomar y a veces llegaremos, al igual que en las relaciones, a callejones sin salida donde muchos se golpean una y otra vez contra la misma pared.

En este laberinto de la vida en ocasiones deberemos saber cuándo hay que insistir y perseverar, y cuándo es más inteligente el volver a atrás. Como dice una frase que circula por ahí: «A veces, más vale volver atrás que perderse en el camino».

Como en cualquier laberinto, hay que recordar el camino anterior para no volver a los callejones sin salida o pasillos que no nos llevan a ningún sitio. Hay que probar y probar diferentes caminos hasta dar con el camino correcto.

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Por tanto, el éxito no es una carrera de velocidad ni de resistencia, sino una carrera de inteligencia que no necesariamente gana el más inteligente, sino aquel que es capaz de recordar los caminos equivocados y prueba nuevas formas de caminar hasta dar con la correcta.

En la vida, al igual que en el laberinto, cada vez que fallamos perdemos tiempo, y el tiempo es limitado. Pero si nos quedamos atascados demasiado tiempo, del mismo modo perdemos tiempo.

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Otras veces nos quedamos atrapados en una fase del laberinto donde no somos capaces ni de encontrar el punto de partida, pero hay que seguir en movimiento, pues el sentarse te hace descansar, pero no te saca del laberinto.

Y lo mejor de todo es que en la vida, al igual que en los laberintos, no sabemos si tomamos el camino correcto, y únicamente lo sabremos si el camino nos lleva a la puerta de salida (éxito) o a una pared sin salida, donde deberemos buscar vías alternativas.

Sólo existen dos formas de salir del laberinto (de tener éxito en la vida):

Salir por la puerta de salida del laberinto cuando puedas, o dar un paso atrás para probar algo diferente cuando no puedas. Pero estarse quieto es la muerte segura dentro del laberinto.

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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