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3 simples pasos para darle solución a cualquier problema y revertir la situación.

Si algo he aprendido a mi corta o larga edad de 36 años (parece que fue ayer cuando hice la comunión) es que no puedes huir de los problemas. Dicen que el tiempo lo cura todo, pero eso me imagino que sólo funciona con los asuntos sentimentales, pues en prácticamente todo lo demás, si no solucionamos cualquier asunto que nos esté castigando o agotando anímicamente, ese problema tenderá a crecer y probablemente hará metástasis.

Claro que en muchas ocasiones no es que no puedas huir de los problemas porque éstos siempre te encuentran, sino porque el problema somos nosotros; está dentro de nosotros; está en nuestra forma de pensar.

Y estoy hablando de situaciones tan variadas como no ser feliz con la vida que llevas o no ser feliz a modo general, no estar contento con tu cuerpo, no tener la salud financiera que desearas, no estar contento en el trabajo o cualquier cosa por el estilo.

(Ver: 17 pasos para sobrevivir a los peores momentos de tu vida)

Como ya hemos aconsejado en ocasiones anteriores, los problemas que no tienen solución, debemos dejarlos marchar, y aquellos que tienen solución, debemos hacerles frente directamente, y no ignorarlos creando un campo de distorsión de la realidad, pues cuando distorsionamos la realidad, en realidad sabemos que seguimos teniendo asuntos que nos hacen muy infelices. Es por eso que debemos identificar a qué nos enfrentamos:

1. Ver la situación tal y como es.

No lo adornes. ¿Tienes un problema con las drogas o el alcohol?, ¿tienes una mierda de trabajo que te agota y no te da ni para pagar lo básico?

Debemos ver la situación exactamente como es. En ocasiones se habla de aprender a aceptarse cada uno como es, pero si pesas 180kg, yo de ti no intentaría aceptarme tal y como soy, entre otras cosas, porque no tienes por qué aceptarte de esa manera en la que incluso estás poniendo en riesgo tu salud. Está claro que lo suyo es no dar lugar a llegar ahí, pero una vez que has llegado, en lugar de «aceptarte tal y como eres», intenta hacer algo por ser como realmente quieres ser.

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Asimismo, si tienes graves problemas económicos, te haces un flaco favor diciéndote a ti mismo que al menos tienes salud y que el dinero no es lo más importante, porque sabes que la falta de dinero te está causando dolores de cabeza, de la misma forma que si cada vez que tienes que despertarte para ir al trabajo debes rezar varias oraciones para que alguien ahí arriba te de fuerzas para soportarlo, quizá haya llegado la hora de plantearse hacer algo.

Le escuché decir a Tony Robbins en una ocasión que hay personas que se van al monte para concentrarse en sus pensamientos y condicionarse a sí mismos diciendo: «No hay monte, no existe el monte». Claro que existe el monte, idiota. ¿No ves que estás sentado en él?

(Ver: Por qué nos ahogamos en situaciones de estrés y cómo evitarlo)

2. No asumas que debe ser así.

Somos vagos por naturaleza, por lo que si cambiar un aspecto de nuestra vida requiere esfuerzo, finalmente, existe una alta probabilidad de que busquemos todo tipo de excusas para pensar que nuestra situación es la que es, y que seguirá siendo así.

A eso se le llama rendirse o no luchar por lo que quieres. Donde más notamos ésto es la materia de finanzas personales. Muchas personas hemos nacido pobres, pero algunas personas han dado por hecho que van a «mal-trabajar» porque han nacido en un mundo muy duro en el que están destinados a  malvivir, mientras que otras personas han sido afortunados al caer en una familia más acomodada.

Pues bien, no asumas que llevarás un tipo de vida que no quieres llevar. Vas a tener que esforzarte y luchar mucho más que esas otras personas que han nacido con cierta ventaja sobre ti, pero en último término, tú eres creador de tu propia fortuna, o al menos, eres el responsable directo de intentar darle un giro a tu situación.

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No te consueles fijándote en esas personas que fracasan al intentarlo. Fíjate en esas otras personas que lo consiguen.

Si quieres perder peso, vas a tener que modificar tus hábitos de alimentación e incorporar el ejercicio a tu vida. Si quieres mejorar tus finanzas, vas a tener que aprender algo sobre finanzas y hacer algunos esfuerzos en el corto plazo.

Por tanto, no asumas tu situación , pero asume que vas a tener que esforzarte (y mucho) para cambiarla.

(Ver: 9 comportamientos típicos de las personas que fracasan)

3. Ver la solución mejor de lo que es.

Esta parte puede sonar a filosofía barata, pero lo cierto es que allí donde nos enfoquemos, será el sentimiento que encontraremos.

Por tanto, cuando te propongas cambiar o modificar algunos hábitos, no te centres tanto en todo lo que vas a perder (realmente, si dejas un mal hábito, no vas a perder nada), sino en todo aquello que vas a ganar.

El problema es que la gente quiere ver resultados rápidos. Lo veo a cada instante en las inversiones, donde muchas personas olvidan la paciencia, y quieren duplicar su dinero en varias operaciones. Está claro que lo normal es que estas personas pierdan todo su dinero. Del mismo modo, aquellas personas que se proponen perder peso, pueden ver que en una semana han perdido 2kg y no notarse físicamente mejor, o recurrir a esas dietas milagrosas que únicamente pueden causarte graves problemas.

Centrarte únicamente en el resultado cuando tienes una meta que requiere su tiempo puede dar lugar a frustraciones innecesarias de corto plazo que te hagan abandonar el cambio de hábito.

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Es por eso que siempre insistimos en que no te centres tanto en el resultado, y busca la forma de disfrutar del proceso, sabiendo que haciendo bien las cosas consistentemente, los resultados llegarán en el largo plazo.

Resumiendo: ser realista y ver la situación o problema tal y como es. Una vez identificada la situación que te hace infeliz, jamás asumir que dicha situación deba permanecer ahí. Por tanto, no asumas que debe ser así. Trazamos un objetivo y le buscamos una solución. Puesto que la solución va a conllevar sacrificios, vamos a buscar la forma de encontrar lo positivo de esos sacrificios. De hecho, te aconsejaría incluso cambiar la palabra «sacrificio» por únicamente «cambio», ya que tiene menores connotaciones negativas.

Tan fácil o tan difícil como lo aquí expuesto.

Ver: La sorprendente verdad acerca de la felicidad

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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