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8 Errores de nuestro pensamiento (sesgos cognitivos) de los que somos víctimas, y probablemente no seas consciente.

Nuestro cerebro comete errores a través de los sesgos cognitivos. Y éstos son los más conocidos.

Todos creemos que tomamos decisiones en base a un pensamiento totalmente razonable y lógico, pero durante los últimos años, con la unión de los diferentes estudios de los investigadores del comportamiento, queda demostrado que nuestra forma de pensar es completamente defectuosa, y que rara vez somos capaces de tomar decisiones lógicas y razonadas.

A menudo, somos víctimas de nuestros propios errores de procesamiento de información que recibe nuestro cerebro, como ya vimos en nuestro artículo «10 hallazgos en psicología que explican por qué tomamos malas decisiones«.

Esos errores mentales son nuestra debilidad, aunque al mismo tiempo, son lo que hacen que podamos ser perfectamente manipulados por la gente que se dedica a explotarlos.

Existen cientos de sesgos, aunque vamos a ver algunos de los que se nos presentan con una mayor frecuencia en nuestras vidas, y que básicamente nos vienen a decir que «somos más tontos de lo que pensamos, a pesar de creernos inteligentes».

Éstos serían los 8 sesgos cognitivos más conocidos.

1. El sesgo de la supervivencia.

Si echamos un vistazo a los medios de comunicación populares y todo tipo de blogs (incluido Negocios1000.com) que aconsejan sobre las pautas y hábitos que debemos seguir para tener éxito, encontraremos titulares como «las 10 cosas que hacen las personas de éxito», «el mejor consejo que recibió Richard Branson para tener éxito en los negocios», o «lo que desayunan las personas de éxito».

El sesgo de supervivencia se refiere a nuestra tendencia de centrarnos en los «ganadores» en un área en particular.

El problema es que ignoramos a los «perdedores» que en estos momentos están siguiendo esas mismas pautas y hábitos.

Es decir, nadie se centra en las miles de personas que nunca llegaron a tener éxito, y únicamente escuchamos a las personas que han sobrevivido. Por ende, sobrevaloramos las estrategias tácticas de los supervivientes, ignorando que muchas de esas estrategias son las que emplearon las personas que fracasaron.

Las acciones que te llevan al éxito son las mismas que te conducen al fracaso.

¿Nos da miedo llamarlo suerte? llamémosle estadística, pues no hay hueco para 1.000 emprendedores que luchan por ser líderes en un mismo mercado, de la misma forma que no hay hueco para 1.000 aspirantes a una sola vacante para un puesto de trabajo determinado. Y ese puesto de trabajo, no siempre lo logra el mejor preparado para desempeñar esa función.

Es por eso que tanto si recibimos el consejo de Tim Ferris: «una empresa es sólo una fuente de ingresos. Ten una empresa, pero busca la forma de no gestionar la empresa y dedica todo tu tiempo a bailar, practicar artes marciales y tocarte las pelotas con las dos manos», así como si elegimos el consejo de Michael Bloomberg: «Trabaja más que los demás, y no vayas ni al baño, porque mientras estás en el baño, otro estará luchando por ocupar tu lugar», veríamos claramente cómo 2 consejos totalmente contradictorios entre sí, funcionan.

Ambas estrategias son incongruentes; ambas estrategias son excelentes, porque funcionan. Son las que han empleado miles de personas que han fracasado; son las que han empleado miles de personas que han tenido éxito.

Como ya explicamos en nuestro anterior artículo, las personas olvidamos las «tasas base» de las que hablaba Daniel Kahneman, y la buena noticia es que podemos aumentar esas tasas para tener más suerte y más éxito.

Lo que está claro es que el tomar acciones te puede conducir al éxito o al fracaso. El que no toma ningún tipo de acción, tiene todas las tasas para recibir un fracaso seguro.

2. El sesgo del resultado.

Richard Branson, Steve Jobs, Bill Gates y  Mark Zuckerberg entre otros, dejaron la universidad para convertirse en multimillonarios. Y es cierto que no necesitas ir a la universidad para tener éxito en la vida. De hecho, mira a Branson, Jobs, Gates… ellos lo lograron.

Para cuando algunos compañeros de clase de estas personas acabaron la carrera, estos genios ya eran millonarios. El mensaje es claro: No pierdas el tiempo en la universidad y sal a perseguir tus verdaderos sueños de hacerte millonario.

Ver también:  Un mercado de negocio rentable con futura demanda. Nuestros mayores.

El caso es que estos multimillonarios no tuvieron éxito en los negocios a causa de su decisión, sino a pesar de ella. Por cada Branson y por cada Zuckerberg, existen miles de empresarios arruinados, endeudados y sin un título universitario que les abra las puertas en una empresa.

En retrospectiva, podemos explicar cualquier éxito y podemos explicar cualquier fracaso, pero las explicaciones están a menudo sesgadas por el resultado, ya que ningún observador puede asegurar un resultado resultado de éxito a través de las acciones que se toman, pero siendo honestos, se puede predecir un fracaso anunciado con alta probabilidad, viendo únicamente las acciones que no se toman.

3. Sesgo de aversión a la pérdida.

La aversión a la pérdida se refiere a nuestra tendencia a preferir evitar las pérdidas sobre la adquisición de ganancias.

Nuestra aversión a la pérdida nos lleva a tomar decisiones tontas y cambiar nuestro comportamiento por el simple hecho de mantener lo que ya poseemos.

Es el sesgo más peligroso al que están expuestos los inversores, pues este error de procesamiento mental, es el que lleva a los inversores a vender acciones con ganancias (adquirir el beneficio de la ganancia) y permanecer con las acciones con las que perdemos dinero (aversión a la pérdida).

El inversor sabe que en el momento que venda sus acciones con pérdidas, habrá perdido dinero, por lo que se aferra a la idea de mantenerlas, esperando a que vuelva a subir el precio.

Según los dieferentes estudios recogidos por Daniel Kanheman en su libro «Pensar Rápido, Pensar despacio«, las investigaciones han demostrado que por regla general, las acciones que vendían los inversores para recoger las ganancias, continuaron subiendo tras su venta (los inversores dejaron de ganar más dinero), mientras que las acciones que mantuvieron para no asumir una pérdida, llegaron a caer aún más mientras las tenían en cartera (perdieron aún más dinero).

Este sesgo es el que hace que compres algo que nunca has usado (ni vas a usar) pero que te causa dolor el tirarlo a la basura.

Y desde luego, es el responsable de no arriesgarse para tener éxito, por todo lo que podríamos perder si no logramos tener éxito y, por el contrario, fracasamos.

4. El sesgo de la disponibilidad.

La heurística de la disponibilidad es un error muy común que nuestros cerebros cometen cuando suponen que aquello que les viene a la mente son las cosas más importantes y frecuentes.

La investigación de Steven Pinker ha demostrado recientemente que en la actualidad estamos viviendo uno de los momentos menos violentos de la historia. Hay más personas que viven en paz ahora mismo que en ningún otro momento de toda la historia. Las tasas de homicidios, violaciones y abusos de menores han caído considerablemente.

Para la mayoría de las personas pensamos que esto no es así, a pesar de que las estadísticas de criminalidad lo confirmen. Y es que es difícil creerse que vivamos en el momento más pacífico de la historia, cuando vemos en la tele asesinatos todos los días, varias guerras abiertas, atentados del estado islámico y miles de sirios intentando escapar de su país para ser acogidos.

Pero lo cierto, es que según las investigaciones, no sólo estamos viviendo en la época más tranquila de la historia, sino también en la mejor época nunca antes reportada de todos los tiempos. ¿Por qué no lo vemos así? Por el sesgo de la disponibilidad.

Nunca antes en toda la historia las noticias de crímenes, violaciones y terrorismo han estado tan disponibles como ahora, y precisamente es con lo que te bombardean mientras comes. A pesar de que existen muchos menos sucesos graves que antiguamente, ahora te llegarán con más facilidad.

A ésto también se le llamaría «la cultura del miedo», también conocida como «la venta de periódicos».

El hecho de que tengas la sensación de que ahora los políticos son más corruptos que antes, se debe más bien a un mejor trabajo periodístico que de crecimiento en la corrupción, pues desde que el mundo es mundo, la política siempre ha sido el refugio de la corrupción.

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Aquello que busques es aquello que encontrarás, por lo que si quieres terrorismo y violaciones, abre internet, y tendrás hasta saciarte de todo tipo de noticias negativas. Por el contrario, si buscas esperanza de vida, avances médicos y obras caritativas, también estamos en el mejor momento de la historia.

Guerras y terrorismo siempre hubo, pero hoy día recordamos a Alejandro Magno como un conquistador. Violaciones y asesinatos había cada día, pero no estaban al alcance de todos.

Este sesgo también te pone en la mente como más importante los acontecimientos más recientes, por lo que si recientemente has tenido un fracaso en los negocios, asociarás un nuevo intento de emprendimiento al fracaso, del mismo modo que si has tenido varios éxitos consecutivos, pensarás que tu siguiente intento será un nuevo éxito, lo que nos lleva a otro sesgo verdaderamente importante, que es…

5. El sesgo de la confianza.

Aquel que fracasa varias veces seguidas, puede llegar a considerarse un fracasado, incluso llegando a caer en la indefensión aprendida.

Pero es igualmente peligrosa aquella otra persona que ha tenido muchos éxitos seguidos, pues a menudo, va a ocurrir que la estadística haga su trabajo, y que sea inevitable que esa persona tenga un tropiezo.

Y esta parte la conocen muy bien los inversores. ¿Alguna vez te has preguntado por qué tus mayores errores en la inversión en bolsa se han dado cuando mayor exposición de capital tenías en la bolsa? ¿Te has preguntado por qué un sólo fracaso se ha llevado los beneficios de tus otros 3 éxitos? Es el sesgo de la confianza o del falso experto.

Cuando un pequeño inversor dice de especular en los mercados, debe tener presente que se enfrenta a las personas u organizaciones que literalmente mueven la bolsa. Tus ganancias en operaciones cortoplacistas (Trading), a menudo son más producto de la suerte que de otra cosa, sobre todo si especulas por emociones y no por un método mecánico y sistemático.

Por eso, un mono lanzando dardos a las acciones en las que invertir, obtuvo mayor rentabilidad que la mayoría de inversores que usaron sus conocimientos para elegirlas. Y no es ningún chiste, sino un experimento real. El mono demostró ser mejor inversor que los «expertos» inversores de importantes firmas de inversión.

Es común pensar que las decisiones acertadas son fruto de lo inteligentes que somos y que las decisiones equivocadas son fruto de la mala suerte.

Es por eso que tras varias operaciones ganadoras, olvidamos que son más fruto de la suerte que de otra cosa, nos confiamos, nos creemos unos expertos, y por tanto, nos exponemos aún más para ganar más dinero, y acabamos encontrando la mayor pérdida de dinero. En ese momento nos damos cuenta de que tenemos mucho que aprender todavía.

Y ésto nos lleva al siguiente problema…

6. Regresión a la media.

La regresión a la media, explicada de una forma sencilla, significa que entre diferentes competidores con igual talento y preparación, el que hoy ha tenido unos resultados muy por encima de los que ha tenido la media de competidores (resultados extraordinarios), la próxima vez lo hará peor, mientras que el que tuvo unos pésimos resultados, muy por debajo de la media, la próxima vez lo hará, mínimo, algo mejor.

Y esta regla la conocen los apostadores deportivos profesionales. Ellos no sabían quién iba a ganar el mundial de Fútbol tras ganarlo la selección española. Pero sí que tenían claro (por probabilidad, estadística y regresión a la media) que no lo ganaría España de nuevo. Al menos no iba a ser lo más probable.

De este hecho se olvidan muchos pequeños ahorradores que buscan al mejor gestor de inversiones. Entonces ven que la media del sector de gestores de inversión fue un 10% de rentabilidad anual, pero que la compañía «Empresa X», tuvo una rentabilidad del 60% el año pasado.

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Si no seguimos esta regla, y eres como la mayoría de personas, lo más probable es que inviertas en la Empresa X, buscando ese 60% de rentabilidad, y lo más probable, es que al ser un resultado verdaderamente excepcional, te encuentres con que al año siguiente, la rentabilidad de esa empresa es mucho menor, y que ese año la mayor rentabilidad la tiene otra empresa que el año anterior tuvo unos rendimientos mediocres.

7. El sesgo de la confirmación.

Este sesgo lo pueden padecer incluso las personas de cociente intelectual más alto. El sesgo de la confirmación se refiere a nuestra tendencia a buscar y ver información que confirme nuestras creencias, pero al mismo tiempo, ignorar toda información que contradice nuestras creencias.

Antes de haber estudiado sobre la conducta humana y los sesgos, yo llamaba a esto «el pensamiento de los idiotas». Y lo podemos ver perfectamente en asuntos de política y religión, que son los temas que nunca se deben tratar, debido precisamente a este sesgo de la confirmación.

Político 1 Vs Político 2: El que es simpatizante de Político 1, ignorará cualquier tipo de información que ataque a Político 1 (la considerará falsa), aunque dicha información sea verídica. Por el contrario, le encantará todo tipo de información que ataque a Político 2, aunque dicha información sea falsa (quiere pensar que es verdadera).

Hasta que no seas capaz de enfrentar tus creencias, y emplear un análisis imparcial, objetivo, lógico y racional, tu opinión siempre estará ligada a tu creencia, y por tanto, no será una opinión válida.

Es por eso que se suele decir: «nunca discutas por política o religión, pues todo el mundo cree que sus creencias son lógicas y fundadas, cuando lo cierto es que probablemente las creencias de la otra persona, así como las tuyas, sean infundadas y carezcan de análisis objetivo»

Por eso, el fin de nuestro crecimiento personal en todos los sentidos, es buscar información y aprender de la información que simpatiza con nuestras creencias. Es muy difícil cambiar de opinión cuando entra este sesgo en nuestra vida, porque nadie se plantea que su cerebro parte desde un sistema defectuoso, como es una creencia arraigada a nuestro cerebro y que nunca la hemos enfrentado a la verdad; a la verdad objetiva e imparcial (la verdad verdadera).

8. El sesgo de compromiso.

Si hay un error de pensamiento que raras veces lo pensamos, y que si lo pensáramos nos daríamos cuenta de lo estúpidos que nos hace comportarnos, sería el sesgo de compromiso. El sesgo de compromiso es la tendencia a usar una pérdida (tiempo o dinero) como excusa para aumentar esa pérdida.

Supongamos que pagas 20€ por ir al cine con tu pareja, y la película resulta que os parece una mierda a ambos. Casi siempre, en estos casos, la gente acaba de ver la película porque ya ha pagado los 20€. Pero entonces, con este comportamiento, no sólo has perdido 20€, sino que además vas a perder tu tiempo viendo algo que no te gusta.

También ocurre cuando estás comiendo y ya no te entra más comida. Alguien en la mesa dice: «Con la de niños que hay pasando hambre en el mundo, y tú te vas a dejar eso en el plato para tirarlo a la basura». Y tiene razón, pues si en lugar de tirarlo a la basura, te lo comes sin ganas, aunque después te den ganas de vomitar, de esta forma, le estás haciendo un favor a los niños hambrientos del mundo.

Intenta identificar este sesgo, pues está presente en muchas áreas de la vida. A menudo, algunas relaciones permanecen juntos no por el amor que sienten, sino por el tiempo que llevan juntos. Es como una inversión de tiempo que han hecho, y aunque estén mal, prefieren seguir mal.

Todos estos sesgos e investigaciones de las que hablamos aparecen explicadas en el libro «Pensar rápido, pensar despacio«, de Daniel Kanheman, con el texto, ejemplos y adaptación de Negocios1000.com

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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