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4 Habilidades importantes de la vida que nadie te enseña.

Hay cosas que no se aprenden en el colegio. Tampoco en el instituto o en la universidad, y están muy relacionadas con cómo vamos a percibir la vida. No adquirir estas habilidades puede convertirte en un pobre desgraciado aunque no tengas motivos reales para serlo. Lo incluiremos en habilidades que te ayudarán a crecer como persona, y por tanto, te ayudarán a todos los niveles, incluido el ámbito profesional.


1. No tomes las cosas de forma personal.

El hecho de que experimentes algo que te haga sentir de cierta manera (bien o mal), no necesariamente se trata de ti. Dicho de otra forma, el universo no conspira para joderte la vida. La vida te la jodes tú con tu percepción del entorno externo.

¿Alguna vez has estado durante horas en un atasco de tráfico? No es nada personal. Nadie trata de joderte. No han cortado el tráfico porque alguien supiera que te ibas a quedar atrapado en él. El atasco acabará cuando tenga que acabar, así que no seas idiota, pues no lo vas a solucionar pegando voces ni pitando enérgicamente.

En una ocasión estaba haciendo presupuestos de reformas de viviendas para personas de escasos medios económicos que habían recibido ayudas de organismos oficiales.

Estábamos cuatro personas haciendo presupuestos y no dábamos abasto.

Comenzaba a escuchar a una familia de etnia gitana que estaba en la fila decir: «Este payo no nos hace caso porque somos gitanos». La cosa fue a más, y acabaron dando espectáculo, convencidos de que no se les atendía porque eran gitanos.

Estaban tan convencidos de ello que no se dieron cuenta de que de las más de 45 personas que había allí, al menos 30 eran de etnia gitana, y estaban haciendo cola y siendo atendidos en cuanto les tocaba su turno. Los guardias de seguridad les acabaron echando del edificio, no por ser gitanos (como ellos pensarían) sino por no saber comportarse, carecer de educación y faltar al respeto. Allí nadie tenía nada en contra de los gitanos teniendo en cuenta que mi compañera era una Cortés Heredia.

A menudo pensamos que si somos buenas personas, nos merecemos que nos pasen cosas buenas. Pero ésto tampoco es exactamente así, pues en la vida, en el día a día, siempre nos pasarán cosas buenas y cosas malas que nos alegrarán o nos afectarán de forma negativa. Y casi nunca es nada personal.

Cuando la gente habla mal de ti, te critican o te rechazan de algún modo, es más probable que tenga más que ver con ellos que contigo -sus valores, prioridades, su situación en la vida-. El problema, a menudo, es de ellos y no tuyo.

Asimismo, cuando cometas un error o tengas un fracaso, no significa que seas un fracaso como persona. Sólo significa que eres una persona que, como todo el mundo que toma acciones, en ocasiones fallará. Y siempre podrás mejorar.

(Ver: 10 lecciones que aprendemos demasiado tarde en la vida)


2. Las creencias a todos los niveles.

La mayoría de la gente, cuando se desafían sus creencias, se aferran a ellas como si fueran el chaleco salvavidas de un barco que se hunde. El problema es que muchas veces, sus creencias son el barco que se hunde (Mark Manson).

El problema es que nuestras creencias no son simplemente ideas, sino que forman parte de nuestra identidad e interfieren de forma positiva o negativa en nuestra personalidad. Cuestionar esas creencias, por tanto, significa que debemos cuestionar también lo que somos como persona, y eso sí que es jodidamente doloroso, a pesar de que en muchos casos, sabemos que nuestras creencias tienen «lagunillas», pero preferimos negar la evidencia de que nuestras creencias son infundadas.

Ver también:  Sorteos y rifas de viviendas e inmuebles. Ideas de negocio fallidas

No vamos a ir a temas tan delicados como son la política o la religión, pues hablamos de las creencias a modo general.

Hay mujeres que son maltratadas por sus parejas, y lo ven como algo normal, pues su padre pegaba a su madre, tiene amigas que también reciben alguna que otra paliza por parte de su pareja, y viven en edificios donde sus vecinos, quien más y quien menos, también se les va la mano. Explícale ahora a esa mujer que el hecho de que te pegue un hombre no es correcto. Aunque no lo creas, le costará entenderlo.

Muchas familias extremadamente cristianas, suelen poner el sexo como tema tabú para sus hijos. Explícale a esas familias que no lo están haciendo bien, pues precisamente, hay estudios y datos que sugieren que en las familias donde el sexo es tabú suelen ser las que tienen el mayor porcentaje de hijas menores con embarazos no deseados. Dicho de otro modo, que por tus creencias no quieras hablar de sexo con tus hijos, no significa que tus hijos no vayan a tener sexo. El simple hecho de prohibírselo, les incita a quererlo cuanto antes.

Tus creencias afectan a tu vida cotidiana.

Por ejemplo, aún existen hombres con el pensamiento que desarrollaron en su adolescencia, y que piensan que las mujeres no están interesadas en hombres formales, sino en los hombres malos, en el dinero o en un lujoso coche que apenas te puedes permitir. Y quizá así sea en algunos casos si conoces a mujeres cuyos valores dejan mucho que desear, pero lo cierto es que esas creencias que funcionaban con 16 años, ahora, a los 30 ó 40 años, ya no funcionan, y te llevaran a desengaños amorosos constantes o a terminar casado con una mujer que vale menos que un kilo de pimientos en oferta.

Y lo mismo pasa a nivel profesional. Si crees en ti y en tus posibilidades, es más probable que te vaya bien en la vida. Intenta tener siempre la mente abierta a cuestionar tus creencias, pues sin saber cuáles son, te adelanto que la mayoría son infundadas.
No soy atractivo, no sirvo para nada, nunca voy a ser feliz porque me siento atrapado en mi vida. Si estas son creencias, estás en lo correcto en que ese será el resultado. Si cambias tus creencias, también cambiarás el resultado.
3. Tomar decisiones sin conocer el resultado.
A lo largo de la mayor parte de nuestras vidas, a casi todo le podemos atribuir un resultado. Si en el colegio te mandaban un trabajo, lo hacías, y ese era el resultado. Si tus padres te mandaban ordenar tu cuarto, lo hacías, y veíamos el resultado.
No existe ningún tipo de incertidumbre, pues te mandan algo, y ya sabes lo que tienes que hacer. Pero en la vida real, no se funciona exactamente de esta manera. Nadie te dice qué carrera es adecuada para ti. Cuando comienzas una relación, nadie puede asegurarte de que con el paso del tiempo, esa es la relación definitiva, la que te va a hacer feliz.
Nadie te obliga a trabajar por cuenta ajena o montar tu propio negocio. Y en caso de que te decidas a abrir tu propia empresa, nadie puede asegurarte que te va a ir muy bien.
No existe la certidumbre, y por ello, uno de los males de muchas personas es que intentan evitar tomar decisiones y las aplazan en el tiempo. 
En ocasiones, el hecho de no querer tomar decisiones genera una falsa seguridad (si sigo como estoy, al menos no asumo riesgos), pero en la mayoría de casos, el no hacer nada es el mayor riesgo que asumimos.
Nadie sabe qué decisión debes tomar, ni lo que es mejor para ti, salvo tú mismo. Nadie sabe el resultado que tendrá una decisión que tomes. Tú tampoco. Por lo tanto, es una tontería el intentar conocer un resultado antes de actuar. Lo que sí sabemos en muchos casos, es el resultado que se dará si no actúas de inmediato.
Por lo tanto, cuando alguien está metido en un pozo de mierda, aunque no sepas lo que te espera al salir de ahí, al menos ya sabemos algo a ciencia cierta: tienes que salir de ahí. Como dice el viejo dicho: «los primeros pasos no te llevan donde quieres ir, pero te sacan de donde quieres salir».
Así que comienza a actuar a pesar de la incertidumbre, pues en muchos casos, aunque no veas el camino a seguir ni tengas los medios suficientes, a medida que comenzamos a actuar, el camino se va a abriendo y los medios van llegando por sí solos.

En ocasiones, una persona sólo tiene que hacer las cosas por ninguna razón salvo porque tiene que hacerlas. Punto.

Ver también:  Cómo vencer a tu competencia y cómo hacer crecer tu negocio.

¿Cuál fue la respuesta que dio George Mallory cuando se le preguntó por qué quería escalar el Everest? Él dijo: «Porque está ahí».

Añade un poco de incertidumbre a tu vida. La incertidumbre estimula el cambio, el crecimiento, la pasión y la emoción. Si hay una cosa que tienen en común las personas de éxito, es que ellas son amantes de la incertidumbre. De hecho, la certidumbre no existe. Nadie puede tenerla, puesto que así no funciona la vida. Todo aquello que crees tener para toda la vida, mañana puede desaparecer. 

4. Gestión de problemas y emociones.
La vida es una montaña rusa de emociones. Hoy estás bien, y mañana no lo estás. Hoy estás felizmente casado, y mañana estás divorciado. Hoy tienes una empresa que va viento en popa, y mañana ese negocio no es rentable por posibles cientos de motivos. Pero en último término, tú decides qué estado de ánimo quieres adoptar ante las situaciones más difíciles de la vida.
Recuerdo que en una ocasión presencié un grave accidente al chocar dos vehículos. Uno de los vehículos estaba prácticamente hecho un acordeón. Sólo se veía sangre (los dos ocupantes de ese vehículo murieron). En el otro vehículo logramos sacar a un chico cuya cara apenas se veía al estar ensangrentada. A simple vista tenía la ceja y la nariz rota, y un brazo roto (Luego supimos que tenía además varias costillas rotas con perforación de pulmón y algunos huesos de la cara rotos).
El corazón se me aceleró, y con el estómago completamente revuelto ante tal panorama, intenté mantener la calma. El chico estaba muy asustado y apenas podía hablar o respirar, pero sí escuchaba. De los presentes allí, no podíamos hacer nada, salvo esperar que llegara una ambulancia.
Mis conocimientos en este tipo de asistencia a heridos son nulos. Quizá por algunas películas, sólo sé que hay que intentar mantener despierta a la persona, y si usamos el sentido común, intentar que la persona accidentada esté tranquila (lo cual es verdaderamente complicado por no decir imposible).
Le dije a aquel chico con una sonrisa: «No parece grave, hombre. Relájate que esta noche estarás de fiesta», y lo cierto es que yo pensaba que el chico no iba a salir de esa, teniendo en cuenta lo que veía y mi falta de conocimientos en ese tema. Pero soy un creyente de los placebos psicológicos, y por lo tanto, consciente de que si una persona ve tranquilidad en el ambiente, estará más tranquila, y por lo tanto, aumenta la posibilidad de que la cosa no empeore.
Uno de los allí presentes, el más histérico, el más nervioso (el que menos ayudaba, por cierto) me dijo si no me daba vergüenza bromear en una situación así. Me quedé callado por respeto al chico accidentado, al cual no dejaba de hablarle tragándome como podía todo mi nerviosismo y ganas de vomitar, pero pensaba por dentro: «Serás hijo de puta inconsciente, ¿no ves que tu histerismo no ayuda a una persona en este estado?» Finalmente llegó la ambulancia y se lo llevó. El chico murió de camino al hospital.
Conclusión de este hecho: cuando surge un problema, éste no desaparece por ponerte histérico. Todo lo contrario, se agrava, y además, tu histerismo puede contagiar al resto no ayudando para nada a nadie.
Pero el control de las emociones debe ir más allá. Como en ocasiones solemos decir, a veces, los problemas son bendiciones disfrazadas. En ocasiones, lo que hoy te arruina el día, mañana es lo que te alegra la vida. Vuelvo a poner el ejemplo acerca de cuando te deja tu pareja. Hoy puede que llores, pero mañana, gracias a que te ha dejado, podrás encontrar a alguien que te haga más feliz. De hecho, años más tarde, en retrospectiva te darás cuenta de que fue lo mejor que te podría haber pasado.
En la gestión de problemas, debemos tener muy definidos los pasos de cómo afrontarlos:
  • Ver el problema tal y como es.
  • No asumir que debe ser así.
  • Encontrar las soluciones.
Si volvemos a uno de los ejemplos anteriores -la mujer maltratada- puede que ella haya sido anulada por el maltratador, y piense que no vale nada, habiéndose rendido y adaptado a que lo normal es encajar de vez en cuando una paliza. Ella no puede compararse con otras mujeres maltratadas. Debe ver el problema: nadie debe pegarte. Ningún niño debe ver cómo un padre le pega a su madre. Y ninguna mujer debe ser tan egoísta como para permitir que sus hijos vean eso (sabiendo que se incrementa el riesgo de que los hijos actúen de la misma forma en el futuro).
Una vez vemos el problema tal y como es, no nos podemos rendir. No debemos asumir que será así el resto de nuestra vida. Así que tomamos la decisión (a pesar de la incertidumbre) y salimos de ahí.
Y con respecto al control de nuestras emociones, acabaremos con una pequeña historia:


Un hombre contó un chiste y todos se rieron.
Volvíó a contar el mismo chiste, y ya casi nadie se rió.
Lo contó una y otra vez hasta que nadie se reía.
Moraleja: Si no te ríes con el mismo chiste cada vez que te lo cuentan,
¿Por qué te amargas por el mismo problema una y otra vez?

Rompe rápidamente las pautas emocionales negativas y mira las situaciones desde otro punto de vista. No puedes controlar todo lo que ocurra en tu entorno, pero sí puedes controlar con qué actitud te vas a enfrentar al nuevo entorno. Y la actitud lo es todo.

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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