Hoy se ha sabido que se ha hecho efectiva una condena hacia un alcalde de una ciudad de China. Este hombre ha sido condenado a muerte por recibir sobornos de empresas dedicadas a la construcción y cambiar de esta forma los planes de desarrollo.
Según ABC, la cantidad recibida de forma ilegal podría ser de unos 3 millones de euros, que si los comparamos con el dinero que en España han recibido algunos alcaldes y concejales de edificación, podríamos decir que es calderilla al lado de nuestros españoles, con la diferencia de que en España tras unos meses en la cárcel (si es que algunos han llegado a pisarla) pueden pasear tranquilamente por las calles.
La política China es muy estricta con este tipo de delitos, y este alcalde ha tenido suerte, ya que al reconocer sus delitos puede cambiar la condena de muerte por cadena perpetua, que no obstante ya es demasiada condena.
Ironías de la vida teniendo en cuenta que no debería ser «ni Juan ni Juanillo», ya que mientras en unos países la condena es exagerada, concretamente en España, la condena es de risa dando incluso la oportunidad a los responsables de escribir un libro para contar cómo lo hicieron sin ningún tipo de problema.
Si bien China no es el ejemplo ideal a seguir para este tipo de delitos, bien podríamos plantearnos en otros países subir un «poquitín» nuestras condenas para los mismos, y de esa forma evitar que en el futuro vuelvan a aparecer los «ladrones de guante blanco».
China presume de tener más de 7 veces la población de Estados Unidos y 5 veces menos de delicuencia de cualquier tipo, y es que con las condenas ejemplares de ese país, yo me lo pensaría al menos 12 veces antes de cometer un delito.
