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Emprendedores: Cuando falla el «plan B».

En un momento dado, todos nosotros trazamos un plan (plan A), en el cual nos proponemos ser….(cualquier cosa). Adquirimos los conocimientos necesarios, algunos estudiamos una carrera universitaria para tener mejores posibilidades en el mercado laboral, otros enfocamos nuestra carrera desde el principio con pensamiento de tener nuestra propia empresa, etc…

Una vez avanzamos en nuestro plan, suelen surgir los imprevistos, o sencillamente, una vez alcanzada la meta por la que luchamos, resulta que no es lo que nos llena, lo que nos satisface y no nos sentimos realizados profesionalmente. Por poner un ejemplo, hace unos días escuchaba a varios emprendedores estadounidenses, concretamente, una abogada con una carrera brillante y una directora de una gran corporación americana.


El problema de estas dos mujeres no era la crisis, pues en sus respectivas empresas, hasta ahora la habían solventado perfectamente. Nos centramos en el caso de la abogada.

El problema de esta mujer era la dedicación a su trabajo. No tenía tiempo para su familia. Se levantaba a las 6 de la mañana y no volvía a casa hasta la noche, una vida llena de reuniones de empresa, con clientes, jueces y los correspondientes juicios, además de tener que viajar asiduamente. El sueldo que percibía esta mujer rondaba los 400,000 dólares anuales, aunque ella misma decía que ya no podía más, se sentía cargada, no se sentía realizada y estaba a punto de entrar en una especie de depresión laboral, por lo que se planteó el plan B.

El plan B.

Es el plan que muchas personas deben efectuar por necesidad ante la falta de trabajo, emprender su propio negocio, aunque en el caso de esta mujer, era una elección personal para sentirse realizada profesionalmente y tener más tiempo para su familia, además de no tener la necesidad de estar en una lucha constante con sus superiores dentro de la empresa.

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Esta emprendedora investigó algunas oportunidades de negocio que estuvieran dentro de su pasión. De niña le hubiera gustado tener su propio restaurante, por lo que quería enfocar su idea de negocio dentro de este sector.

Viajó por Europa y Asia para ver qué tipo de idea podía importar en su país. Al final se decantó por abrir un restaurante especializado en comida griega, por lo que con toda su ilusión se puso manos a la obra. En menos de 5 meses ya tenía el local reformado, el personal contratado y listo para abrir. Así fue.

El negocio le ha ido bien desde el principio, ya que hizo una buena labor de marketing para darlo a conocer, por lo que podríamos decir que desde el primer día, la falta de clientela no ha sido su problema. No obstante, el plan B a esta mujer tampoco le ha salido como esperaba.

Nuevamente no es el dinero, pues es un negocio rentable. Tampoco es que no le guste lo que hace, sencillamente es que en el caso de esta mujer emprendedora, no contaba con la dedicación que necesita un negocio propio.

Ella contaba con que al principio debería dedicarle muchas horas al negocio, aunque después de unos meses, podría ir rebajando paulatinamente el número de horas dedicadas, cosa que no ha sido así.

Debe levantarse a las 6 de la mañana, debe organizar las comidas, las cenas y una vez el personal se ha marchado a casa, debe cuadrar caja y cerrar el restaurante. Digamos que tiene el día completamente ocupado, y en esos ratos que puede descansar, suele recibir alguna llamada para atender a algún proveedor, alguna avería o cualquier otro inconveniente. Además, el tipo de negocio que ha escogido es de los que los fines de semana recibe una mayor clientela, por lo que no puede tomárselo de descanso.

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Esta emprendedora acaba de descubrir que el negocio requiere su atención 24 horas los 365 días al año y lleva 3 años en los que no ha podido tomarse ni un solo día de descanso.

Cuando el «plan B» falla, hay que pasar a un plan C.

Una vez se llega a esta situación, como emprendedor y por el bien de tu salud y/o bienestar familiar, hay que tomar una decisión. O bien das marcha atrás y vuelves a tu trabajo, cosa que sería como fracasar en los negocios, cuando realmente no ha sido así, o bien, pasamos al plan C.

El plan C es el que empleó la directora de empresa de la que hablábamos, claro que una mujer que ya tenía una experiencia en la dirección de empresas, jugaba con ventaja con respecto a nuestra abogada.

Desde siempre se ha dicho que un negocio te puede hacer su esclavo, cuando realmente es el negocio el que se debe convertir en nuestro esclavo y darnos una rentabilidad mensual, a ser posible por sí sólo. Lo sé, es sencillo en la teoría decir eso de que el negocio y el dinero trabaje para tí, otra muy distinta es llevarlo a la práctica.

El plan C consiste en crecer como empresario y no quedarte estancado. Volviendo a los ejemplos, mientras que nuestra abogada durante tres años ha permanecido con su restaurante y dedicación completa, nuestra directora abrió igualmente un restaurante tradicional enfocado a directivos de empresa, con la diferencia de que esta mujer, tras 6 meses delegó el negocio en un segundo de abordo para dedicarse a abrir una agencia de transportes. Posteriormente abrió una empresa de importación de alimentos.

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Una vez que ya tenía empresa de transporte y alimentación, era su propia distribuidora en el restaurante, por lo que el segundo año abrió un segundo restaurante y este año abrirá el tercero.

La diferencia entre una y otra en la calidad de vida, es que una debe estar 24 horas en el centro, y la otra puede gestionar sus negocios a través de una o dos reuniones semanales con sus directivos. Digamos que prácticamente pasa por sus restaurantes para comer.

Dos mentalidades empresariales distintas para dos personas que partieron básicamente con el mismo capital y mismo negocio, con una pequeña diferencia, y es que una tenía una estrategia de crecimiento y la otra únicamente una ilusión.

La estrategia te lleva a una calidad de vida, y la ilusión por sí sola, se puede convertir en una pesadilla en los negocios.

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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