El trato con las personas siempre es complicado. Si ese trato se hace desde la perspectiva de una disciplina puede ocasionar errores y problemas, que además de tiempo, necesitarán de la displicencia de ambas partes. Contar con los conocimientos necesarios en Recursos Humanos siendo pequeña o nula la experiencia en ellos, es clave y resultado de éxito asegurado, pero también estos conflictos pueden llevar a la empresa «al traste».
Desde esta perspectiva se debe reflexionar en la externalización o no de este elemento tan vital en las empresas. Teniendo en cuenta, que existen elementos que no son necesarios su contratación externa desde el costo y el tiempo a invertir en ellos y, los esenciales pueden llevarse con una planificación previa que evita males mayores, quizás esta opción administrativa no sea la mejor. Lo que permite resumir en: que si dedicas en suficiente tiempo y esfuerzo en priorizar las tareas fundamentales, los recursos humanos de una nueva o pequeña empresa, pueden llevarse siguiendo unos pequeños mandamientos que se convierten en guía o camino para el éxito en esta faceta.
Ten en cuenta un principio: dónde nace la empresa y a dónde va.
Bajo esta premisa, tus empleados deben configurar una mezcla de aquellos que defienden los intereses iniciales de la empresa, del motivo de su origen y sus principios éticos y profesionales y, aquellos otros empleados que se enfocan en el cliente, aquella persona que recibe los beneficios de las tareas productivas y que hace posible la existencia de la empresa.
Deben definirse bien los criterios de ambas partes, con objeto de tener las líneas generales de actuación definidas y protocolizadas con acciones y hechos concretos que puedan ayudar y aportar soluciones en caso de discrepancia de conceptos o ideas.
Debemos considerar y ponderar la importancia de cada parte del negocio: aquellos que buscan y trabajan la línea general del negocio de dedicación de esfuerzos, aquellos otros que gestionan los costes y beneficios de las líneas productivas, aquellos cuyos esfuerzos están dedicados a innovar y a buscar nuevas líneas de mercado.
No olvides que los empleados son el mejor activo de tu empresa: lucharán por ella hasta la muerte, simplemente deben ser escuchados y motivados.
Comunicación interna
Los líderes de tu empresa quieren transparencia para poder liderar en condiciones. Los trabajadores quieren información sobre la empresa en la que están trabajando y el empresario duda en la necesidad y beneficios de compartir información con el resto de la plantilla.
El beneficio mutuo de estas necesidades nace del equilibrio entre valorar aquello que se puede y debe contar con aquello que debe quedarse en el tintero. No todo es útil y tampoco toda la información trasmitida es beneficiosa para el negocio.
La información que debe trasmitirse es la adecuada. Aquella que afecta al trabajo diario y aquellos datos que motivan e ilusionan a la plantilla. El momento de transmisión de información también es importante: aventurarse perjudica la productividad y, retrasarse hace mantener inquieta a la plantilla. Seguir buscando el equilibrio, sigue siendo la receta mágica.
Sabrás si lo haces bien cuando tus empleados tengan los datos y las informaciones en el tiempo suficiente que puedan hacer las preguntas que estimen oportunas a sus directivos.
El razonamiento de las cosas
La manera más productiva de trabajar es cuando un empleado puede tomar decisiones por su cuenta, contando con su destreza profesional y las habilidades adquiridas dando por buenas sus funciones y propósitos dentro de la Organización.
Es el ejemplo de que los empleados conocen los objetivos y caminos de la empresa, cuando ellos en su trabajo diario se hacen cada día más autónomos y responsables, situación que provoca entusiasmo en los trabajadores al sentirse más valorados y utiles. Otras serán las maneras de comprobar la calidad de sus acciones.