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Cuándo hacer uso el contrato mercantil en las contrataciones de tu negocio.

Hace tiempo advertíamos al trabajador que comienza a trabajar bajo un contrato mercantil, una advertencia que podría chocar con un posterior artículo, donde el hacer un contrato mercantil estaba dentro de nuestros pasos para comenzar un negocio sin dinero. Por un lado, el punto de vista cambia cuando lo analizamos desde el lado obrero o empresarial.

Un lector nos preguntaba si sería buena opción el contratar a un comercial bajo contrato mercantil, ya que está comenzando y, evidentemente no dispone de mucho capital para asegurar a esta persona en el Régimen General de la Seguridad Social. Al mismo tiempo, le honra su preocupación por no querer caer en lo que él denomina como «sinvergüencería empresarial». Es por eso que el consejo que daríamos en esta situación lo dividiríamos en varios puntos.

1. Es cierto que hay empresas que se aprovechan de este tipo de contrato sin tener ni un ápice de esperanza de mantener al vendedor en el tiempo. Es una estrategia muy seguida en el mundo comercial e incluso la que emplean algunas empresas de seguros, ya que les exigen a los comerciales unas ventas inalcanzables en los 3 primeros meses, diciéndoles que si las cumplen les contratarán pasados esos tres meses.

El comercial recurre a hacerle un seguro a sus familiares y amigos para intentar alcanzar esos objetivos. Una vez que no lo consigue, él sale de la empresa, pero la compañía ha conseguido las pólizas de sus familiares y amigos a un coste cero. Todo han sido beneficios que, por regla general son amplios, ya que suelen tener un flujo constante de trabajadores que actúan de la misma forma. Es más, se alimentan de pequeñas ventas que hacen cientos de comerciales que pasan por la empresa a lo largo del año. Para estas compañías, es un modelo de negocio rentable.

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2. Al otro extremo tendríamos al emprendedor que recién comienza, el cual no tiene más remedio que hacer uso de este tipo de contratos, ya que contratar a un trabajador, al menos en España, no es barato.

A este tipo de emprendedores, los dividiría en dos:

Por un lado tendríamos al emprendedor fantasioso y mentiroso, el cual intenta dar la imagen de una gran empresa y ejerce una supuesta política de gran compañía vendiéndole al vendedor un periodo de prueba bajo contrato mercantil, sabiendo de antemano, o bien que las metas son imposibles de alcanzar, o bien que, aún alcanzando las metas, no podría permitirse el contratar al comercial como le prometió.

Por otro lado tendríamos al emprendedor que habla francamente y explica la situación tal y cómo es, y es que está comenzando y no puede permitirse una contratación en ese momento, pero actúa de buena fe y, aún no sabiendo cuándo, si en algún momento pudiera, contaría con el comercial que se está dejando la piel por levantar ese proyecto de negocio.

3. Por parte del trabajador, también podríamos dividirlos, pues encontraríamos el que quiere trabajar para una gran empresa y, por otro lado, tendríamos el que estaría dispuesto a hacer grande a una empresa. Este segundo tipo de comercial, es como un inversor, el cual invertirá sobre todo tiempo, poniendo su confianza en sus propias aptitudes para alcanzar la meta y ser partícipe de un proyecto que está comenzando.

Cuándo hacer éticamente este contrato y cuándo no hacerlo.

La mayoría de emprendedores que fracasan comenzaron el negocio sabiendo que lo más seguro era el fracaso, siendo el éxito tan sólo una remota e improbable posibilidad. En este aspecto es lo mismo, y es que es cuestión de analizar honestamente si el contratar a una persona trabajadora, hará que con su constante trabajo pueda tener un nivel de vida en condiciones, ya que contratar a un vendedor prometiéndole que puede ganar 2.000€ al mes, cuando la realidad es que por mucho que se esfuerce, no conseguirá pasar de 300€, eso es perder el tiempo y hacerlo perder.

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Recordamos que el constante paso de trabajadores en una empresa no da buena imagen al negocio. Engañar a una persona con falsas promesas tampoco da buena imagen. Incluso a algunos les quitaría el sueño.

Ahora bien, si por el contrario estás decidido, ilusionado y crees en el proyecto, además de poder proporcionar una estabilidad económica al vendedor si cumple unas ventas objetivas, habla honestamente con el posible candidato y explícale la situación, siendo en todo momento realista.

Quizás el margen de ganancia sea muy bajo y se deba recurrir a una persona que ya vende otros productos que podría complementar con el tuyo o quizás el margen de ganancia y viabilidad le pueda permitir al trabajador dedicarse en exclusiva, pagar su seguro de autónomo y tener unos ingresos aceptables.

Es cuestión de sentarse y ajustar cuentas para saber lo que te interesa y cómo te interesa.

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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