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Antiguos jefes y empresas: 6 situaciones surrealistas que he vivido. (verídicas muy a pesar mío)

Uno de los consejos que solemos dar a los candidatos en una entrevista de trabajo es no hablar mal de tu antigua empresa o jefes. Lo curioso es que en más de una ocasión me he preguntado si fuera yo el que asistiera a una entrevista de trabajo y tuviera que hablar de mis experiencias en anteriores empresas y en especial, de algunos jefes de los que he tenido en el pasado… o bien tendría que mentir enormemente al entrevistador, o bien, debería decirle la verdad, en cuyo caso, probablemente no me creyera.

He visto de todo en algunas de las empresas por las que he pasado. Decir que en todas ellas he aprendido, tanto lo que hay que hacer como lo que no hay que hacer. De igual modo, estas anécdotas no representan mi visión sobre el dueño de la empresa o la empresa en cuestión, sino sobre algunos de los jefes o gerentes que he conocido y en algunos de los centros. Decir que estas empresas ya están cerradas o en concurso de acreedores, salvo la del primer caso. Decir que muy a pesar mío, todos y cada uno de estos casos son verídicos.

*Los casos 4,5 y 6 pertenecen a la misma empresa.
*Por suerte, también he conocido y trabajado con grandes líderes y mentores en otras empresas.

1. La jefa meteoróloga.

En aquel entonces esta mujer tenía 27 años, y por algún motivo pasó de limpiadora a Directora-Gerente en menos de 12 meses, y sin pasar por los otros muchos cargos intermedios. Y no hablamos de una empresa familiar, sino de una importante empresa internacional con más de 2.000 trabajadores y más de 100 centros.

Ella vivía a unos 90km de distancia de la empresa. Así que solía llamar para preguntar qué tiempo hacía. Si le decías que estaba nublado, no venía a trabajar por si le llovía. A veces tampoco venía cuando estaba soleado, porque se le había estropeado el aire acondicionado en el coche. Pero este defecto no era el más importante.

Desde contabilidad se dieron cuenta de que se habían hecho muchos pedidos de materiales inexistentes. Cuando llegaron al fondo, se dieron cuenta de que ella y su jefe inmediato (el que la sacó de ser limpiadora), llevaban tiempo estafando a la empresa. En la actualidad se dice que esta impresentable regenta un negocio con su jefe. Y lo de impresentable no lo digo por lo del robo en cuestión, sino porque era literalmente una impresentable cuyo foto debería aparecer en el diccionario al buscar la palabra incompetencia.

Ver también:  De esta forma, el día de tu nacimiento, tu nombre y dónde naces, influye en tu éxito y tus ingresos.

(Visitar: Sección de Liderazgo)

2. Buenos jefes.

En un viaje de empresa, una noche aparecieron 2 coches de la guardia civil y 1 de la policía local en nuestro hotel. Vinieron para llevarse a nuestros jefes. Al día siguiente nos dieron las oportunas explicaciones. Nos dijeron que el hermano de uno de ellos había tenido un accidente y vinieron para avisarle.

Está claro que no se envían 3 coches para dar un aviso de accidente de un familiar. Aunque nunca supimos a ciencia cierta lo que ocurrió, todo apunta a que mientras nosotros estábamos trabajando, ellos habían robado en algún sitio.

Algo que no sería de extrañar, pues en aquella empresa, no solían dar anticipos, pero eran nuestros jefes los que casi siempre nos pedían algo de dinero «porque me he dejado la cartera….porque me ha caducado la tarjeta…». Está claro que tenían lo que se denomina «vicios ocultos».

Esta empresa ya no existe, aunque mis ex-jefes siguen reclutando comerciales en todo tipo de venta directa.

*Para ser justos, estas personas, a pesar de sus visibles y ocultos secretos, fueron grandes maestros para mí en el mundo de las ventas, e incluso me hicieron estar siempre atento, pues si te descuidabas, te podían engañar 🙂

3. El incumplimiento inicial.

Esta empresa había creado una nueva sección comercial, donde el antiguo jefe de sección había fracasado con unas ventas de 75.000€ al año. Era el único dato que tenía. El gerente negoció conmigo el paquete de comisiones por cumplimiento de objetivos, donde me dio a elegir 2 opciones:

  • 1. Un 1% de comisión  mensual por las ventas o…
  • 2. 6.000€ de comisión si alcanzaba los 600.000€ en ventas en el semestre.
Lo cierto es que no sabía si sería fácil llegar a los 600.000€ ya que no conocía demasiado ese mercado ni el tipo de cliente que me iba a encontrar. 
Elegí la opción número 2, por aquello de mostrar ambición, y sobre todo por no aguarle la presentación al gerente, ya que la opción 1 era exactamente la misma que la opción 2, pues 6.000€ es el 1% de 600.000€.
Para sorpresa mía, los 600.000€ estaban vendidos en los 4 primeros meses, y al término del semestre fui a cobrar mis 6.000€ de comisión. Salí con sólo 600€ pues el Gerente decía que no podía pagarme tanto en comisiones, ya que ni los jefes de sección veteranos cobraban esas cuantiosas primas. Cerramos el año con 1,2 millones de euros en ventas y mis comisiones totales ascendieron a 900€ en todo el año.
Mis errores: está claro que era joven, ya que si hoy día alguien no cumple lo pactado conmigo, lo mando a la mierd* de inmediato. Es una de mis líneas rojas.
4. Un jefe de sección tira a un proveedor por la escalera y la empresa no hace nada.
Es normal que surjan discusiones entre clientes y proveedores, donde ni siquiera está bien que se llegue a faltar el respeto o perder la educación. Así que mucho menos golpear a un proveedor de unos 50 años y que éste caiga por la escalera.
Un jefe de sección que ya había protagonizado varios enfrentamientos físicos con otros jefes e incluso con trabajadores, no dudó en tirar a posta a un proveedor por la escalera, el cual, por cosas del azar no tuvo heridas demasiado graves.
La empresa nunca llegó a tomar represalias contra este jefe de sección que insisto, no era la primera vez que protagonizaba algo así.
 5. La familia es la familia, y los expertos… qué saben ellos.
La central de un proveedor nacional me puso en una sección neutral en esta empresa. Esto significa que la empresa me pagaba, pero no podía despedirme (es difícil de explicar). Esa empresa era como un circo, donde había más jefes que trabajadores. Todo el mundo era familiar de alguien, y todo mando intermedio tenía los apellidos de un mando superior o de alguno de los incontables gerentes.
La empresa tenía el capital y la infraestructura necesaria para competir a nivel nacional, pero nunca dejó de ser una empresa provincial con expansión a 4 provincias cercanas. En cierto modo, para eso estaba allí, y aunque mi sección supuestamente era el futuro de ese mercado, no gustaba ni era respetada por nadie.
Vi pasar por allí a expertos que habían asesorado incluso a algunas empresas cotizadas para ayudarles con la resstructuración y expansión, pero cuando estos expertos presentaron la lista de personas que tenían que ser despedidas, incluyendo mandos intermedios y gerentes, la empresa les despidió a ellos y todo siguió igual. Después de ver aquello (y otras muchas cosas) decidí abandonar. 
6. Batallas campales en el interior de la empresa.
He visto una batalla campal entre  fabricación Vs distribución y parte de oficina, en un «todos contra todos», objetos volando, mujeres tirándose de los pelos unas a otras, etc… 
Mientras aquello estaba sucediendo, yo me encontraba con el gerente en el despacho viendo el espectáculo desde arriba. Con toda la tranquilidad del mundo, el gerente me dijo: «Es que esto de tanta gente joven….tanta energía y adrenalina….», a lo que irónicamente le respondí: «Sí, eso es pasión».
Aquella batalla campal fue el desenlace de una serie de acontecimientos aislados que llevaban dándose durante meses y que nadie hizo nada por solucionar. De hecho, a nadie le cogió por sorpresa.
Ver también:  Los trabajos de más rápido crecimiento en los últimos 3 años.
A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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