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Lecciones del ejército para aplicar a la vida, a la empresa y al éxito personal.

Uno de nuestros mejores artículos para alcanzar el éxito en la vida, provenía del comandante Willian H. McRaven, el organizador del ataque a Bin Laden, el cual nos dio una serie de pautas para el éxito, de las que considero brillantes. Muy recomendable el artículo si no has tenido oportunidad de leerlo.

En esta ocasión, un usuario de Quora hacía una pregunta abierta sobre qué tipo de estrategias militares se pueden emplear en la vida. La respuesta de un soldado que ha pasado más de media vida en el ejército nos deja del mismo modo unas lecciones invaluables que se pueden aplicar a la vida, a los negocios y el éxito en general.

soldados platoon

1. Cuida la imagen.
Este soldado reconoce que pasó la mayor parte del entrenamiento aprendiendo a planchar el uniforme, sacarle brillo a las botas, no descuidar su pelo e incluso se llegaban a afeitar 2 veces al día. A muchas personas les puede parecer excesivo, pero cuando abandonan la vida militar, es cuando se dan cuenta de lo inapropiadamente mal vestidos que van los civiles.
No es cuestión de moda, sino de auto-respeto. Cuando se observa en algunas personas su forma de vestir, se puede ver cómo se respetan muy poco a sí mismas.
2. Eres lo que comes y lo que bebes.
Los soldados tienen una compleja relación con los alimentos y la bebida. Napoleón sabía que un ejército bien alimentado era un ejército que marchaba más lejos. Dice este soldado que durante los entrenamientos comió más que en toda su vida, y aún así, perdió peso. 
En el desierto bebían litros y litros de agua, y aún así muchos caían en la deshidratación. En las operaciones militares, el ir bien alimentados e hidratados es una de tus mayores retaguardias. Los soldados aprenden el respeto por los alimentos, así como por el combustible, y por tanto, cuando salen del ejército aprecian una buena alimentación. «Las familias que pudiendo comer bien se decantan por la comida basura, no tienen excusa. Cocina bien, come bien, y vivirás bien».
3. No puedes hacerlo todo por tu cuenta.
Los soldados saben que las personas no pueden alcanzar objetivos importantes por su cuenta. Todo se hace con el «sistema de compañeros», pues es lo que te mantendrá vivo en una batalla. Aprender en todo momento que un individuo siempre es menos importante que el equipo en su conjunto será la mayor lección de vida que una persona pueda aprender en su vida, y que se traslada al mundo de la empresa.
Como soldado, siempre eres una pequeña parte de un engranaje de una máquina más grande, donde incluso tienes compañeros invisibles a los que debes confiar tu vida, y que están a tus flancos, en el aire o sentados detrás de una pantalla dirigiendo aviones no tripulados. «Aprende a jugar en equipo, y todo funcionará sin problemas».

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4. Valora el sueño.
En los duros entrenamientos te enseñan a prácticamente no dormir, mientras en los conflictos reales el dormir de forma ininterrumpida 4 horas, puede ser un lujo que hace tiempo ya olvidaste. El enemigo no entiende de fatiga y sueño.
Sin embargo, cualquiera que haya trabajado en el ejército habrá visto de primera mano cómo la falta de sueño disminuye el rendimiento, y los soldados cansados toman en muchas ocasiones decisiones equivocadas.
En el mundo civil, muchas empresas se esfuerzan por tener a sus trabajadores trabajando el máximo de horas posibles, pensando en que de esta forma aumentará el rendimiento de la empresa, cuando lo cierto es que alguien cansado y con necesidad de cafeína, no es bueno para nadie. Todos los soldados apreciamos las horas de sueño como un regalo, y es algo que en el mundo civil se debe hacer igual, pues estar descansado ya es una ventaja competitiva.
5. Confianza y decisión.
Hay una línea muy fina entre la arrogancia y la confianza con la estupidez y valentía, pero no hay lugar para vacilar o la incertidumbre en el campo de batalla. Los soldados y sus equipos suelen ser atrapados en mitad de donde deberían estar al no estar completamente seguros de su ubicación y objetivo.
Como líder o como soldado de cualquier nivel, tener confianza en tus decisiones es crucial, pero hay que ser contundentemente decisivos y no vacilar.

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6. Aprender de la experiencia de otros.
Cuando uno es joven y ambicioso, suele ignorar los consejos de personas que él considera viejas y prehistóricas. Pero en el ejército aprendes rápidamente a escuchar y respetar las opiniones de los mayores, pues a menudo, esos consejos son los que te salvan la vida, y descubres que no es que haya algo nuevo en la guerra, sino que hay muchas cosas que aún no has aprendido.
Nunca ignores los consejos de aquellos que por experiencia saben más que tú.

7. No puedes confiar en la tecnología.
Vivimos en una era tecnológica. Y esta era tecnológica con soluciones y comodidades no sólo está presente en la vida civil. En el campo de batalla también han cambiado mucho las cosas: drones aéreos, sistemas de imágenes térmicas, armas avanzadas y vehículos indestructibles.
Pero aún así, para tomar una ciudad, una persona de carne y hueso todavía tiene que meterse a pie en la ciudad y levantar una bandera. Irak y Afganistán nos ha recordado que los soldados aún necesitan la interacción cara a cara con otras personas. Además, para ciertas cosas, la tecnología falla.
En el mundo comercial, el que yo vaya a visitar a un cliente cara a cara, aún es más poderoso que tus cientos de correos electrónicos, que a menudo van a parar a la bandeja de Spam.
8. Aprecia a tus amigos, a tu equipo.
La mayoría de los soldados son muy patriotas, y algunos muy religiosos, pero ninguno de ellos muere por su país o por su Dios; lo hacen por sus compañeros.
Y este soldado no se refiere a salvar a tu amigo de problemas en una pelea de bar. «He visto hombres prácticamente muertos por agotamiento e incluso heridos, fuera de la zona de conflicto (estando a salvo) y que se han ofrecido voluntarios para volver a rescatar a un compañero caído en manos enemigas. Y eso es lo más bonito que un soldado puede ver en su vida». En el mundo civil, es raro encontrar a alguien dispuesto a morir por su amigo o vecino.

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A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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