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El arte de la guerra aplicado a la vida, a los negocios y a los hábitos.

Sun Tzu fue un general de la antigua China hace más de 2.500 años, autor del más famoso libro de estrategia militar , El Arte de la Guerra.
Prefirió siempre, dentro de lo posible, vencer sin combatir. «Toda batalla es ganada antes de ser librada», y, «Cuando tengas la certeza de que un conflicto es inevitable, sé el primero en golpear» son sólo algunos de sus pensamientos que hoy día han pasado a la historia y que se siguen teniendo en cuenta en los líderes de hoy.

Pero sus conocimientos no sólo son aplicables al ámbito de la estrategia militar. De hecho, otros autores han adaptado las enseñanzas de Sun Tzu como es el caso de Becky Sheetz en «El arte de la guerra para la pequeña y mediana empresa» o Francisco Alcaide que dedica un capítulo a Sun Tzu en «Aprendiendo de los mejores«.

Y es que tanto si hablamos de los negocios, de la vida o de los hábitos, se gana o se pierde por lo mismo: una mala estrategia o mala planificación.

En los hábitos y el éxito.

«Los guerreros victoriosos primero ganan y después van a la guerra, mientras que los guerreros perdedores, primero van a la guerra y después buscan ganar»

Sun Tzu no llevaría su ejército a una batalla donde el terreno no está a su favor y el otro ejército está mejor preparado. El no atacaría el punto fuerte del enemigo, sino su debilidad.

Cuando hablamos de hábitos y éxito, podemos sacar toda la fuerza de voluntad del mundo, pero si el terreno es el equivocado, rara vez venceremos en nuestro propósito.

Por ejemplo, es muy difícil alcanzar el éxito si te sigues rodeando de las mismas personas que en cierto modo te condujeron a una vida sin aspiraciones.

Es difícil que dejes las drogas si sigues rodeado de drogadictos, o que dejes el hábito del alcohol en mitad de un «botellódromo».

Es difícil que escribas un libro en un ambiente ruidoso, o que seas más productivo si sigues respondiendo a cada Whatssapp que te llega de esas personas que tienen todo el día libre.

(Ver: La importancia de las personas de las que te rodeas, como nunca te lo han explicado)

Cuando no logramos nuestros objetivos, entonces nos culpamos a nosotros mismos, y nos llamamos fracaso, pero nuestro fracaso no ha sido por la falta de voluntad o falta de persistencia, sino por una mala estrategia.

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Ante la persistencia, decía Sun Tzu:

«Lo más importante es la victoria, no la persistencia. La persistencia es como el fuego. Si sigue mucho tiempo encendido, por sí solo se escindirá»

Romper un mal hábito no es fácil, pero tampoco debe ser complicado si hemos atacado primero al origen del problema y hemos estudiado el terreno para preparar nuestra estrategia.

Por ejemplo, si eres una persona muy obesa y quieres perder peso, en primer lugar, dificulta el acceso a todos los dulces y comida basura que tengas cerca. En segundo lugar, no escojas seguir el programa y rutina de ejercicios de un atleta, pues te frustrarás y abandonarás. Más adelante podrás hacerlo, pero por ahora mantente motivado.

Batalla a batalla, victoria a victoria, día a día. Hay metas en la vida que son como comerse un gran elefante. La forma que mejores resultados ha dado, es bocado a bocado. Quien intenta comérselo de golpe, no suele acabar bien.

Aquí está Sun Tzu.

«Elige primero las batallas más fáciles de ganar antes de pasar a las más difíciles. De esta forma, mejoras tu posición, se debilita la oposición y la moral de tu ejército crecerá»

En los negocios.

«No ataques en un área bien defendida, y busca la forma de atacar un área vulnerable»

Es decir, no ataques las fortalezas de una empresa, sino sus debilidades. De esta forma un pequeño negocio puede vencer a una gran empresa.

De ello hablaba Malcolm Gladwell cuando decía que en la épica batalla de David contra Goliat, era Goliat quien no tenía nada que hacer contra David. Goliat estaba en desventaja.

En ocasiones tu negocio no puede competir en precio, pero puede competir en calidad o dando un valor añadido. En otras ocasiones, no puedes competir en calidad, pero sí en precio.

El pensamiento de Sun Tzu se centra en encontrar la forma más fácil de lograr un objetivo específico, pues para él.

«Si no conoces a tu enemigo ni te conoces a ti mismo, perderás todas tus batallas;
Si te conoces a ti mismo y no conoces a tu enemigo, ganarás algunas batallas y perderás otras;
Si te conoces a ti mismo y conoces a tu enemigo, ni en cien batallas perderás»

La información es poder. Aquella persona que va a una entrevista de trabajo, debe conocer la empresa a fondo. El hombre de negocios, debe conocer su mercado, quién es su competencia, qué hace su competencia, sus puntos fuertes y sus puntos débiles.

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(Ver también: 17 Ideas y pensamientos de Maquiavelo aplicado a los negocios y liderazgo)

Sun Tzu:

«Sólo cuando conoces cada detalle de la condición del terreno puedes maniobrar y luchar. Triunfan aquellos que saben cuándo luchar y cuándo no hacerlo»

 

En los negocios y la vida.

«El arte de la guerra se basa en el engaño. Cuando estés lejos haz que crean que estás cerca. Cuando estés cerca, aparenta que estás lejos. Si haces que los adversarios no sepan el lugar y la fecha de la batalla, vencerás».

Cuanto más sepan sobre ti y sobre tus intenciones, más vulnerable serás. Si vas a realizar algún movimiento importante en la empresa, un nuevo servicio, un nuevo producto, no lo publiques hasta que estés listo para sacarlo al mercado. De lo contrario, la competencia se puede anticipar.
En tu vida personal ocurre igual. Habrás visto alguna vez el viejo consejo de no pregonar tu felicidad a todo el mundo, pues incluso muchos de tus amigos quieren que seas feliz, pero no más feliz que ellos, y las envidias hacen actos de presencia de una forma rápida.

En las decisiones.

«Nunca ataques por cólera y con prisas. Tómate un tiempo para planificar»

He aprendido con el tiempo algo que todos deberíamos saber y poner en práctica. Nunca tomes decisiones en un estado de ira o de entusiasmo extremo. Retírate a meditar, recapacita y toma la decisión desde un estado emocional neutral. Lo cierto es que es algo de sentido común, pero se necesita mucho autocontrol y disciplina para ponerlo en práctica.
Por ejemplo, si tienes pareja y discutes con ella, en ese momento puedes llegar a decir cosas de las que luego te arrepientas. Y aunque te arrepientas, el daño ya estará hecho, incluso puede que la relación ya se haya roto por ese momento de cólera.
Lo mismo ocurre en el mundo de la empresa. En un estado de «calentón», podrías hacer que un buen empleado se marche de la empresa. También podrías apretarle demasiado las tuercas a un proveedor, o a un cliente.
Mantén siempre dentro de lo posible un equilibrio emocional, y cuando te veas alterado, retírate a recapacitar, pues, como también aconseja Sun Tzu:

«Si tu enemigo es alterable, irrítalo»

Y es que el general Sun Tzu sabe que una persona irritada y encolerizada suele actuar de una forma muy previsible y con extremada torpeza. Por tanto, toma decisiones desde el análisis y la coherencia, nunca desde un estado alterado para bien o para mal.
En la vida, habremos observado las tonterías que podemos hacer por «amor». Por eso no se aconseja a una persona tomar decisiones importantes con respecto a la pareja en los primeros 12 meses de relación, pues es cuando nuestro cerebro aún está consumido por la dopamina y serotonina, es decir, en ese punto no vemos en la persona ni siquiera los defectos más visibles que todo el mundo ve, y podríamos tomar decisiones de las que luego nos podríamos arrepentir.

Sun Tzu en la vida y los negocios.

«Cansa a los enemigos manteniéndolos ocupados y no dejándolos respirar»

Y acopla este consejo a «el arte de la guerra se basa en el engaño». Con respecto a la empresa, siempre debes estar en movimiento. Si alguien de la competencia quiere seguir tu ritmo, pónselo difícil. Haz que sude. Agótalo y provoca que tome malas decisiones.
En los negocios y la vida, usa la rumorología y envía desinformación a los cuatro vientos. Hace ya muchos años, aprovechando las debilidades de las personas, me encargué de tener muy ocupada a la competencia y sus cerebros desgastados mientras yo descansaba tranquilamente.
Sabía quién de mis competidores y amigos eran chismosos por naturaleza y quedaba con ellos para comer. Allí les decía que me había llamado un nuevo cliente, o que había conseguido un contrato importante con una empresa que tenía una obra en «algún lugar». Y sabía que dedicarían tiempo y esfuerzos en ir a quitarme el contrato o intentar dar con mi nuevo cliente. Mientras ellos estaban buscando fantasmas, yo me dedicaba a hacer un trabajo productivo.
Mantén al enemigo cerca, ocupado y perdido.

 Puse un ejemplo en un artículo que publiqué llamado «La primera vez que apliqué el arte de la guerra a las ventas»

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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