Hay que perseguir la evasión fiscal. Este es el mensaje que lanzan los Gobiernos de norte a sur en la Unión Europea, sobre todo en países cuyos ciudadanos están hartos de recortes. Claro que estas palabras son papel mojado, pues para perseguir el fraude fiscal, hay que dar con los defraudadores, y puede ocurrir (como ya ha ocurrido) que los auténticos defraudadores sean los encargados de investigar el fraude.
La policía griega ha detenido este domingo al editor de una revista que había publicado la «lista Lagarde», una lista con los nombres de más de 2.000 griegos con cuentas millonarias en bancos suizos. El periodista detenido, Costas Vaxevanis, acusado de violar las leyes de protección de datos, asegura que únicamente ha hecho su trabajo, el cual es publicar la verdad, y asegura que el Gobierno griego quiere silenciar a la prensa.
La famosa Lista Lagarde fue entregada en 2010 a las autoridades griegas por la hoy jefa del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde. Jamás fue publicada, ya que, según las autoridades griegas, ésta se perdió.
Costas Vanxevanis, asegura haberla recibido por una persona anónima con ganas de sacar a relucir la verdad, y es que es normal que la lista se perdiera cuando en ella aparecen los nombres de conocidos empresarios y figuras políticas, incluyendo a representantes del partido en el gobierno, Nueva Democracia, y al PASOK.
«Yo sólo soy periodista e hice mi trabajo. No soy yo el que debe comparecer ante la justicia, sino los ministros que aparecen en la lista, así como los que la escondieron»
En este caso hablamos de Grecia, siendo este país un reflejo de lo que debe estar ocurriendo en el resto de países, incluido España, donde cada día se destapa una nueva alcantarilla.
Casos como este vuelven a demostrar que los ciudadanos son ratones gobernados por gatos, como en sus días ya dijo Tommy Douglas en su discurso.
Lo que está claro es que a raíz de esta detención, los griegos se están solidarizando con el periodista y algunos aseguran que los ánimos están comenzando a caldearse, pues mientras que los auténticos «defraudadores» siguen gozando de privilegios, para el resto únicamente queda austeridad.
