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Cómo destruir lentamente tu carrera y tu reputación profesional en la empresa.

Hay grandes errores que pueden arruinar al instante tu reputación en el trabajo o incluso hacer que te despidan. Los malos hábitos, tales como dar malas respuestas a tus jefes o hacer lo mínimo posible, podrían estar dañando tu reputación.

Estos son algunos malos comportamientos recogidos por Emmie Martin, de Business Insider, los cuales erosionan poco a poco tu credibilidad y te pueden salir verdaderamente caros a la larga.

Recuerda que cuando se trata hoy día de tu carrera profesional, hay que ir a lo seguro: intentar ser el mejor. Y no necesariamente hay que estar constantemente compitiendo con tus compañeros, sino ser mejor versión de ti mismo cada día. Asimismo, no seas bueno, sé excelente.

1. No adaptarte a la cultura de la empresa.

Cada lugar de trabajo opera bajo su propio conjunto de costumbres sociales. No hacer un esfuerzo para asimilar esta cultura hará parecer que la desapruebas o la cuestionas.

 Esta actitud perjudica las relaciones con  los compañeros de trabajo y hace que parezca que no se preocupan por la formación de relaciones positivas en la oficina.

2. No asumir responsabilidades.

No asumir la responsabilidad de tus errores y fracasos puede pasarte factura. Si te encargan un proyecto y no lo entregas en el plazo previsto, debes explicarle a tu jefe porque no has sido capaz de administrar bien tu tiempo.

3. Hacer lo mínimo posible.

Incluso si siempre cumples con los plazos, hacer sólo el mínimo te hace parecer complaciente.

Por otro lado, buscar responsabilidades en lugar de esperar que caigan en tu regazo, le muestra a tu jefe que eres una persona con ganas de trabajar y que te preocupas por el futuro de la empresa.

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4. No cumplir lo prometido.

Cuando no puedes hacer lo que has dicho que ibas a hacer, estás creando una reputación de ser una persona poco fiable.

Mantener tu palabra muestra que eres una persona responsable y se puede confiar en ti a la hora de ser considerado para un ascenso.

5. Ser pesimista.

Si habitualmente estás teniendo una mala actitud, puedes arrastrar a todo tu equipo y  puede convertirse en una molestia para tu jefe.

Lloriquear constantemente y quejarse no te hará agradable, y desde luego no va a darle motivos a tu jefe para mantenerte mucho tiempo en la empresa.

(Ver: 8 formas de acabar con la motivación de tus trabajadores)

6. Ignorar a los compañeros de trabajo.

La formación de amistades con tus compañeros es tan importante como el cultivo de las relaciones con tus superiores.

Esforzarse por ser conocido y muy querido, de modo que los compañeros quieran compartir información valiosa contigo, te ayudará cuando lo necesites.

7. Estar a la defensiva.

Tu jefe no espera que seas perfecto, pero estar constantemente a la defensiva hace que parezcas una persona poco profesional.

Si no estás dispuesto a escuchar críticas constructivas o aceptar tus errores, le estás diciendo a tu jefe que es poco probable que puedas mejorar.

8. Escribir correos electrónicos bruscos.

No importa lo amable que seas en persona, el lenguaje lacónico puede ser mal interpretado fácilmente en un correo electrónico. Incluso si no es intencional, los correos electrónicos groseros hunden inmediatamente tu reputación en la oficina.

9. Posponer las cosas.

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Posponer los proyectos hasta el último minuto, hace que obstaculices el trabajo de otras personas basándote en tu parte del trabajo, y si algo va mal, es probable que seas el primer culpado.

10. No hacer contribuciones significativas.

Decir algo en una reunión por el simple hecho de hablar no añade nada productivo.

En su lugar, prepárate con anticipación, y recuerda que es mejor calidad en vez de cantidad cuando se trata de intercambiar ideas.

11. Llegar tarde continuamente.

Con la tardanza frecuente le estás diciendo a tus compañeros de trabajo y tus jefes, que hay algo más importante para ti que el trabajo y que no valoras lo suficiente el tiempo de los demás. Esto te hará parecer una persona irrespetuosa e indiferente, y hará que no confíen en ti.

12. No parar de hablar.

Sí, es genial para conocer a tus compañeros de trabajo, pero si estás continuamente socializando, evitas que todo el mundo a tu alrededor trabaje.

Mantén la charla a la hora del almuerzo y los descansos para evitar molestar a otros y convertirte en la persona con la que nadie quiere trabajar.

13. Ser grosero.

Hacer un buen trabajo, no importa si nadie quiere trabajar contigo. La grosería espanta a los compañeros de trabajo y también a la mayoría de los jefes quienes no tolerarán empleados groseros y desconsiderados.

Recuerda que ser cortés es una clave para ganarte a la gente.

14. Ignorar tu red profesional.

El no poder conectarse con otras personas de tu industria te pone en una desventaja importante, especialmente si estás al comienzo de tu carrera.

Incluso si has estado en la industria por un tiempo, sigue siendo importante mantener el contacto con tu red profesional o se corre el riesgo de quedar fuera cuando realmente necesites ayuda.

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15. Ser un arrogante.

No importa la experiencia que tengas, actuar como un sabe lo todo irrita rápidamente a tus compañeros. Siempre hay algo más que aprender, por lo que es mejor estar abiertos a nuevas ideas.

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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