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20 lecciones de vida que las personas aprenden demasiado tarde.

Estas son algunas lecciones y duras verdades de la vida que las personas, por regla general, aprenden tarde en la vida.

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Ojalá muchas de estas lecciones de vida que vamos a nombrar a continuación pudieran haber sido leídas, tenidas en cuenta y aplicadas por cada uno de nosotros. Sin duda, nos hubiéramos ahorrado muchos calentamientos de cabeza. Incluso podríamos haber sabido que aquéllo que nos está haciendo llorar en un momento dado de la vida, precisamente es lo mejor que nos podía ocurrir en ese instante.

Muchas personas nos dicen: «Algún día lo entenderás», pero lo cierto es que hasta que llega ese día, algunas de estas verdades llegan a doler. Otras, únicamente nos dejan fuera de lugar sin entender qué está ocurriendo.

Obviar otras lecciones, también nos pueden conducir al mal camino, un camino que a menudo, cuando las personas quieren dejarlo y retomar otro camino distinto, llegan a la conclusión de que ya es demasiado tarde. No obstante, nunca es demasiado tarde para hacer cambios, pero como siempre digo, a veces, salir de un hoyo es más complicado que haber evitado ese hoyo.

Ver también: Duras verdades de la vida.

Estas son 20 lecciones de vida que nos hubiera gustado saber lo antes posible.

 

1. Aquello que hoy te está sacando las lágrimas, es lo que mañana te hará feliz.

Ésto le cuesta trabajo entender a muchas personas. Ya sé que a veces suena a filosofía barata, pero si nos vamos al plano de las relaciones sentimentales, el hecho de que hoy te haya dejado una persona de la que estabas enamorado/a, no es el fin del mundo, sino una increíble oportunidad que esa persona te ha dado para que realmente encuentres otra persona que te corresponda.

Grandes empresas se han creado gracias a que un día su fundador fue despedido de una empresa. Hoy se alegra de que le despidieran. Grandes amores se han encontrado gracias a que esa persona fue dejada por otra persona.

Entiende lo más pronto posible que gran parte de las «desgracias» son bendiciones disfrazadas. Sólo de esta forma entenderás que hay pérdidas que son ganancias. Probablemente entender ésto sea una de las más duras lecciones de vida.

2. El bien y el mal son verdades subjetivas.

Lo que es correcto es correcto, aunque nadie más lo esté haciendo. Lo que está mal, está mal, aunque mucha gente lo esté haciendo. Todo lo que creemos saber de la vida puede cambiar de un momento a otro al igual que nuestra percepción.

Por ejemplo, queda claro que no es correcto matar, pero si alguien atenta de forma inminente contra la vida de una persona a la que amamos, y la única forma de impedirlo es quitarle la vida a esa persona, lo más probable es que acabáramos con la vida de esa persona, es decir, haríamos lo correcto a pesar de que matar no es correcto.

En principio, no somos caníbales, y comerse a un compañero de viaje no estaría dentro de nuestros esquemas y valores, pero para sobrevivir, podríamos terminar haciendo aquello que antes odiábamos. Que se lo pregunten a 16 personas que sobrevivieron al accidente de avión del 13 de octubre de 1972 en la Cordillera de los Andes, alimentándose de carne humana. Concretamente, alimentándose de sus propios compañeros.

3. Jugarse la salud física y mental para perseguir la riqueza es un mal negocio.

Coge a cien personas que en estos momentos estén luchando para superar un cáncer. Observarás que ninguna de ellas está preocupada en estos momentos por perseguir la riqueza. Están luchando por mantener su activo más importante: la salud y la vida.

Cuida tu cuerpo y la alimentación. Cuida tu cerebro. De nada sirve vivir si la vida que llevas no te hace feliz. Si dedicas mucho tiempo a algo que no te gusta, plantéate cambiar de vida antes de que sea más difícil cambiar. Como dice Bill Gates: «No somos árboles. Así que si no te gusta lo que haces y donde estás ahora mismo, muévete».

4. Pero el dinero sí importa.

Una cosa no quita la otra. Necesitarás hacer dinero. Y efectivamente, la riqueza no te hará más feliz, pero la libertad financiera sí. Menos preocupaciones y más independencia. Quizá no más felicidad, pero sí menos problemas que acarrea la falta de dinero y que te pueden traer infelicidad.

5. La gente muere, la gente se aleja, la gente falla, la gente es gente.

La gran mayoría de las personas que conoces, algún día no estarán. No importa lo mucho que te aferres a otras personas. Algunas morirán, otras te abandonarán a pesar de que quieres que permanezcan a tu lado. Del mismo modo, nosotros también salimos de la vida de otras personas. Así es el ciclo de la vida. Todos somos gente. Y por lo tanto, es inútil estresarnos pensando en el futuro. Sólo importa lo que hacemos aquí y ahora, en este preciso momento.

6. La acción es el mejor antídoto contra el miedo.

Hay quien piensa que la gente valiente es aquella que no tiene miedo, pero eso no es correcto. La persona valiente también tiene miedo, pero actúa a pesar del miedo. El cobarde, en ocasiones, queda paralizado por el miedo. Por lo tanto, si tienes pensado hacer algo, hazlo. Y si tienes miedo, hazlo a pesar del miedo. Los miedos van desapareciendo a medida que nos enfrentamos a ellos. Van aumentando, a medida que les damos la espalda.

Ver también:  10 Cosas que debes hacer para tener éxito y ser feliz, según Warren Buffett.

7. El tiempo es el recurso más valioso.

Lo bueno del «factor tiempo» es que todos tenemos el mismo tiempo. Nadie puede sacar una ventaja competitiva de ésto, pues el día tiene 24 horas para todos. Una cosa que debes saber del tiempo y que mucha gente olvida, es que éste no se detiene, siempre avanza, no da reembolsos ni segundas oportunidades para el tiempo que ya se ha ido.

El cómo lo gastes, es cosa tuya. Hay personas que pierden el tiempo mientras otras lo aprovechan. Comienza a analizar cómo gastas las horas del día, y sobretodo, presta atención a cuántas horas diarias pierdes en Whatsapp y Facebook.

8. Piensa antes de actuar. No seas idiota.

Hay personas que han debido leer libros extraños o ver películas donde el mensaje es «piensa con el corazón». Os voy a contar un secreto: no existe eso de pensar con el corazón. Se piensa con la cabeza, que es la que te meterá en problemas o la que tomará buenas decisiones.

Ya sé que está de moda eso de «déjame que falle, pues de los errores se aprende», pero como siempre digo, tomar una decisión sabiendo que te estás equivocando, no es de valientes, sino de gilipollas. Hay pequeñas decisiones que te pueden traer severas consecuencias.

Ejemplos: Un tipo está en un Pub con su pareja, y el borracho de turno se está metiendo con ellos. En principio, tiene dos salidas:

  • 1. Irse de allí.
  • 2. Enfrentarse al borracho.

Si pensamos con la cabeza, a este tipo de elementos yo les llamo «busca-ruinas», pues ya sabes que llegado el momento del enfrentamiento puedes acabar o en el hospital o en la comisaría de policía.

Pero a menudo te dejas llevar por el orgullo:

«nadie me falta el respeto a mí y a mi pareja». Te «enzarzas» con el borracho, un mal golpe, una mala caída, y perderás años de tu vida en la cárcel o pasándole una pensión mensual.

Una chica de 17 años comienza una relación con un «perla». No hace caso a todo el mundo que le está diciendo que ese «perla» es problemático. Ella piensa con el corazón. Se queda embarazada de él y se introduce en una espiral de maltratos de la que le cuesta trabajo salir. Y aunque salga, cargará con el perla toda la vida al ser el padre de su hijo.

Son pequeñas decisiones que te pueden perjudicar de por vida. Por cierto, ambos ejemplos son casos reales de personas conocidas. Piensa siempre las consecuencias de tus actos. Te llamarán frío por no pensar con el corazón, pero es lo más inteligente.

9. Hablemos del alcohol.

Si Al Capone levantara la cabeza y descubriera que aquello por lo que un día se le persiguió hoy día forma parte de nuestra rutina diaria, y se vende de forma legal en los establecimientos, creo que se quedaría alucinado.

Cuando publicamos cuáles eran las drogas más peligrosas y perjudiciales, el alcohol se llevaba la palma de la mano con absoluta diferencia, por delante de la heroína, la cocaína y las anfetaminas.

El alcohol afecta nuestro juicio.

Produce daños neuronales irreversibles y daña nuestra capacidad cognitiva. Y nadie está advirtiendo a nuestros jóvenes de muchos de los peligros reales del alcohol, hasta el punto de que todo indica que nuestros jóvenes ya tienen una seria dependencia al alcohol. Estamos creando una sociedad alcoholizada.

A menudo, los estudios científicos que hablan de los beneficios del vino y la cerveza, están extremadamente manipulados. Cuando se dice que el vino tinto es anticancerígeno, es cierto, pero también es mentira. La propiedad que buscamos del vino tinto es el resveratrol, sustancia que se encuentra en la uva (mayor cantidad en la uva negra). Es decir, es anticancerígeno el zumo de uva, y no el vino.

Haz la prueba: No consumas nada de alcohol durante tres meses, ni siquiera una cerveza con la comida. Si no eres capaz de conseguirlo, esa es la voz de alarma. La mayoría no lo intentarán pensando que como saben que podrían hacerlo, ni lo van a intentar. Y esa es la misma excusa de un drogodependiente.

Proseguimos con otras lecciones de vida no menos importantes.

10. Las cadenas de los malos hábitos.

La cadena de los malos hábitos es muy fina como para darse cuenta del peligro, pero con el tiempo se hace demasiado gruesa como para cortarla.

Dicho de otro modo, vamos adquiriendo malos hábitos sin darnos cuenta, y cuando nos damos cuenta, queremos cortar esos malos hábitos, pero ya nos cuesta trabajo hacerlo. Por suerte, acabar con los malos hábitos podría ser difícil pero no es imposible, simplemente hay que saber cómo atacar el problema de forma inteligente. A menudo es una cuestión de mentalidad, y no hay que buscar el acabar con el mal hábito, sino el sustituirlo por otro.

Ver también:  6 juegos mentales que los reclutadores emplean durante las entrevistas de trabajo. El método Murphy.

Ver: ¿Quieres acabar con los malos hábitos? 6 motivos por los que puedes fracasar en el intento.

11. El poder de las palabras.

Las palabras tienen un poder del que rara vez somos conscientes. No sólo las palabras que les decimos a otras personas, sino también las palabras que nos decimos a nosotros mismos.

Debemos pensar antes de hablar, y elegir nuestras palabras cuidadosamente. Nuestras palabras pueden alegrarle el día a alguien y también pueden provocar un daño irreparable.

(Ver: 9 cosas sencillas y extraordinarias que decir a la gente cada día)

Asimismo, las palabras que nos decimos a nosotros mismos pueden hacernos cambiar nuestra percepción para bien o para mal acerca de nuestras capacidades. No es lo mismo decir “si apruebo el examen, nos vamos de vacaciones”, a decir “cuando apruebe el examen, nos vamos de vacaciones”. no es lo mismo decirnos “voy a intentarlo” que decir “voy a hacerlo”.

Ya sé que algunos pensarán que ésto son chorradas, pero los estudios neurocientíficos ya han demostrado con creces que las personas que hacen cambios en las palabras que se dicen a sí mismos, suelen ser más capaces que aquellas cuyas palabras “vacilan” en su cerebro. Quizá por este motivo, hoy día ha cobrado más importancia la Programación Neurolingüística (PNL).

12. El trato hacia los demás.

 

Es evidente que lo ideal es tratar a las personas de la misma forma que deseamos ser tratados. Pero no podemos olvidar algunos detalles. Si una persona no te cae bien, no hay motivo para ser descortés o menos educado con esa persona.

Si eres consciente de que una persona te tiene entre ceja y ceja, salúdala con una excelente sonrisa. Invita a tus enemigos a comer y muéstrales tu mejor cara.

Y si una persona tiene maldad, muéstrale bondad.

Tranquilos, no me va el “rollo Zen”, pues soy de los que cuando me molesta una mosca la aplasto si tengo oportunidad de hacerlo. Evidentemente, todo esto son estrategias. Las personas envidiosas y las personas con maldad, no suelen ser demasiado inteligentes. Tu felicidad será su dolor, y su desconcierto les dejará fuera de juego.

Hay un dicho que dice “Lo que Pepe dice de Juan, dice más de Pepe que de Juan”, por lo que cuando tengas ciertos enemigos, mantenlos cerca y trátalos bien. Los observadores, más temprano que tarde, verán quienes son ellos y quién eres tú.

 

13. Persigue tus sueños sin piedad.

 

Hay quien dice que las cosas buenas llegan a quien sabe esperar, pero lo cierto es que las cosas buenas no llegan por sí solas. Nadie se encontró con la grandeza por casualidad. Así que si no esperas heredar un imperio, deberás comenzar a construirlo.

Deberás hacer sacrificios y prepararte para afrontar retos, prepararte ante la posibilidad de fracasar, y sacar fuerzas de la nada para continuar avanzando. Tanto si las cosas salen bien como si las cosas salen mal, procura haber puesto toda la carne en el asador.

 

14. No confíes en las personas equivocadas.

 

Hay personas que suman a tu vida, a tu carrera, a tu éxito. Otras personas únicamente restan en tu vida y te drenan la energía. Alinearse con grupos de personas equivocados puede introducirte en un profundo hoyo. Luego puedes reparar el daño, pero ya habrás perdido el tiempo. En cambio, alinearte con las personas correctas, te puede ayudar a dar un salto vertiginoso.

Recuerda que nadie alcanza el éxito por sí solo en la vida y, a menudo, el fracaso se debe a las personas de las que nos rodeamos. ¿Cómo saber si un grupo de personas te hace más daño que bien? Si eres honesto contigo mismo, sencillamente lo sabes. Y punto.

(Ver: La importancia de las personas de las que te rodeas como nunca te lo han explicado)

 

Vídeo: Estos 3 pensamientos te impiden avanzar en la vida

15. Confía en ti mismo.

Es común escuchar a personas arrepentirse llegados a cierta edad, de no haber confiado más en ellos mismos, motivo por el que no hicieron muchas cosas. Ahora se arrepienten de no haber dado los pasos.

Por regla general, una persona vale más de lo que ella misma cree que vale. Puede que no tengas todos los conocimientos para hacer algo, pero tienes la capacidad de adquirirlos. Puede que no sepas hacer algo, pero haciéndolo, aprenderás.

Quédate con esta cita de Richard Branson: “Si alguien te ofrece una oportunidad increíble, pero no estás seguro de que puedas hacerlo, dile que sí, y aprende a hacerlo después”

Ver también:  Imágenes que muestran la obsesión por el minimalismo en Japón. Tener menos es la forma de tener más.

Deja de tener miedos. Como decíamos en nuestro anterior artículo, los valientes tienen miedo al igual que el resto, pero son valientes porque hacen lo que tienen que hacer a pesar de los miedos.

(Ver: Cómo tener más confianza en uno mismo cuando no tienes confianza en ti mismo)

 

16. Las cosas simples funcionan mejor.

 

Por algún motivo, al ser humano le gusta complicar las cosas pudiendo hacerlo de forma más simple.

¿Echas de menos a alguien? Llámalo.

¿Te gusta alguien? díselo, directo y claro. A veces he visto a muchas personas dar vueltas y vueltas buscando estrategias, buscando el momento, pero esto sí que es simple. Si te gusta una persona, le dices “Me gustas”, y punto. Pueden pasar dos cosas:

  • Que esa persona se quede encantada, y surja una historia de amor maravillosa.
  • Que te rechacen, por lo que dejarás de perder tiempo y así encontrarás otra persona con la que surja esa historia de amor maravillosa.
Lo cierto es que la mayoría de la gente retrasa el hablar claro por el miedo a ser rechazados, lo cual, a menudo genera una inseguridad que provoca la profecía autocumplida – el rechazo-.
¿Quieres hacer algo? Hazlo. Ya. No mañana. Ponte a dar el primer paso hoy mismo.

17. Las preocupaciones es hacer un mal uso de la energía.

 

Las personas tienden a estar más tiempo preocupadas por algo que trabajando en el problema en cuestión. A menudo, no son sólo preocupaciones, sino fantasmas inventados. ¿Sabías que hay personas que han tenido ideas de negocios y que no las han llevado a cabo porque la idea era tan buena que no tardarían en copiársela y quitarlos del mercado? Al menos, esa es la versión de estas personas.
Lo que ocurre en este tipo de situaciones es que se produce, además de la parálisis por análisis, un exceso de preocupaciones absurdas.
Con el paso del tiempo descubrirás que muchas de tus preocupaciones actuales se llevaron una energía maravillosa que podría haber sido usada para algo más productivo.

18. Eres el CEO de tu vida.

 

Si somos honestos con nosotros mismos, ahora mismo nos encontramos donde nuestros propios actos nos han llevado. Hubo un tiempo de culpar a nuestros padres, a nuestro entorno, a los políticos, nuestra ciudad e incluso a la vecina. En el fondo sabes que no has hecho más porque no has querido hacer un esfuerzo extra.
Hoy ya sabes que la falta de conocimientos no es excusa, puesto que podrías haberlos adquirido. Si estás en un trabajo de mierda desde por la mañana hasta la noche, quizá se deba a que no has querido asumir un riesgo y escapar de ahí.
Si como mujer estás casada con un gilipollas, es porque tú elegiste a ese capullo. Lo mismo para los hombres.
Tienes la capacidad de dar un giro a tu vida en cualquier momento. Solo hay un responsable en tu vida. Y eres tú. Por lo tanto, actúa y así no te arrepentirás de ello dentro de 30 años.

19. Las cosas que merecen la pena, requieren tiempo y esfuerzo.

 

En este mismo sitio, escuchamos historias de personas que un día dejaron su trabajo, comenzaron su empresa, y hoy tienen cientos de millones en su cuenta bancaria. Parece fácil, pero cuesta publicar todo lo que no vemos.
Y es que probablemente no veamos que durante mucho tiempo, ese emprendedor perdió noches enteras, dijo que no a muchos amigos porque tenía que madrugar al día siguiente. No se fue de vacaciones durante dos años.
Incluso le dirían que estaba loco por embarcarse en tal aventura. Hoy recoge los beneficios de un tiempo de esfuerzo que muy pocos están dispuestos a hacer.
“Podría haberle salido mal”, dirán algunos, pero también pudo salir bien. Y de hecho, le salió bien.
20. Los estados de ánimo son contagiosos.

 

Si te rodeas de gente negativa, tarde o temprano te contagiarán su amargura. Nadie está preparado para soportar continuamente la carga de constantes problemas de los demás. Trata de rodearte de gente positiva, con ganas de disfrutar, de vivir, de hacer cosas. Escoge a apasionados de la vida, optimistas que creen que casi todo es posible.
Evita el constante bombardeo de noticias negativas: guerras, accidentes, enfrentamientos políticos, crisis, etc… aunque pienses que no te afecta, lo cierto es que nos drenan el ánimo.
Es una realidad que la gente optimista suele enfermarse menos y son menos propensos a padecer depresión. Y tu optimismo o pesimismo, en cierto modo depende del círculo de personas con las que te mueves.
Y para acabar, te dejo con el vídeo que hicimos acerca de las duras verdades de la vida. Te recuerdo que puedes suscribirte a nuestro canal de Youtube para no perderte este tipo de vídeos.

 

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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