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La economía del compartir, UBER y Airbnb en problemas.

A raíz de esta crisis que ha terminado con el poder adquisitivo de muchas personas y que ha creado un alto desempleo en medio mundo, el ingenio se agudizó apoyado en las nuevas tecnologías para dar forma a un nuevo tipo de negocios, los cuales entran dentro de la denominada «economía del compartir».

Este tipo de economía se distingue por ofrecer servicios dentro de industrias que ya existían, a precios más baratos (o gratis) para el usuario final, y al mismo tiempo dando la posibilidad a otras personas de ganarse un dinero extra o generar su propio negocio alrededor de estos servicios.

Digamos que la recesión se ha alargado tanto, que ante la falta de soluciones oficiales, han obligado a ciertos emprendedores a abrir unas puertas que ahora costará trabajo cerrar.

Un ejemplo es el Crowfunding, donde ante la falta de crédito de los bancos para financiar una idea de negocio, los emprendedores ahora se buscan la vida para obtener financiación sin recurrir a un banco, obligando a los bancos a comportarse como «el perro del hortelano», que ni come, ni deja comer. Ya han visto el problema, y piden regulación, pues lo cierto es que cuando quieran abrir nuevamente las puertas del crédito, igual los ciudadanos y empresarios ya no les necesitan.

Sin ir más lejos, Paypal ahora ofrece créditos para los empresarios que venden a través de la web, con unas excelentes condiciones, pues en algunos casos, van descontando un porcentaje de cada venta online para ir pagando el crédito. Este sistema únicamente está en Estados Unidos, y al estar funcionando, no descartamos que pronto lo veamos en el resto de países.

Pero los problemas de la economía del compartir van mucho más allá.

UBER es un ejemplo del malestar que puede causar una idea de negocio de base tecnológica en pleno auge, y UBER es la primera empresa que ha abierto la «caja de pandora» al hacerse con una industria que gozaba de monopolio y que durante décadas no ha innovado.

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Los usuarios de UBER están contentos con el servicio ofrecido, e incluso ya tienen una base de clientes leales y felices. El problema es que UBER ha demostrado ser un negocio rentable y ha crecido demasiado usando lo que muchos califican de «una ventaja injusta», pues cualquiera puede convertirse en un «taxista» o chófer de UBER, con unos mínimos gastos.

Si bien la mayoría de trabajadores de UBER son personas que están en desempleo, también encontraríamos a otras personas que tienen su trabajo de 8 horas, y por las tardes hacen además un dinero extra trabajando como taxistas.

Y esto ha cabreado a los taxistas de medio Estados Unidos y Europa, pues ellos consideran que estos conductores no están regulados. Ya han existido varios percances, donde incluso en Francia los conductores de UBER fueron agredidos por el gremio de los taxistas.

Cuando los creadores de la aplicación UBER comenzaron el negocio, creo que nunca imaginaron el éxito que iban a tener a nivel mundial, y conforme su éxito ha ido creciendo, los problemas han ido aumentando.

Los Gobiernos ahora creen que todo lo relacionado con la economía del compartir es un peligro y se necesitan leyes rápidas para acabar con estas empresas, pero el problema ahora es mucho más grave, pues ya hay mucho dinero en juego por parte de gigantes tecnológicos y miles de millones de capital riesgo que han apostado por estas ideas. Y algunos de estos inversores, no están dispuestos a perder dinero.

El el caso de UBER, ahora se enfrenta a ciertos problemas con los que no contó en los inicios, a pesar de que los responsables de la compañía siguen diciendo que los taxistas no deberían ver a UBER como una amenaza, sino como una oportunidad donde pueden unirse, al haber demostrado ser un mejor servicio de taxis, más barato y más seguro.

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Recordemos que UBER tiene la solución para acabar con uno de los mayores problemas de seguridad a los que se enfrentan los taxistas cada día. Y es que para usar los servicios en estos taxis, en primer lugar hay que abonar el precio del servicio haciendo un pago desde la aplicación. No sólo el cliente ya ha pagado, sino que además, el cliente ya está fichado cuando sube a un taxi.

Airbnb es la otra empresa que está en el centro de la polémica.

Lo que comenzó siendo una idea para que las personas pudieran ganar un dinero extra ofreciendo una habitación vacía en casa por un plazo de tiempo relativamente corto, ha terminado siendo una amenaza para los hoteles e incluso para el sector de los alquileres.

Airbnb está siendo acusado de socavar las leyes relacionadas con los hoteles y los contratos de alquiler, ya que con esta empresa, muchos usuarios ahora alquilan inmuebles por temporadas de meses, lo cual es un alquiler de toda la vida, pero saltándose los pasos y contratos de los alquileres tradicionales. Y además, salvo algún caso puntual al que le han dado mucho «bombo», lo cierto es que los usuarios de Airbnb por ahora no han tenido demasiados problemas.

Por otro lado, si una persona quiere hacer un viaje de 7 días de Estados Unidos a España, probablemente ya no tenga que llamar a un hotel para hacer una reserva. Únicamente debe abrir la aplicación de Airbnb y ver qué usuarios le pueden ofrecer una habitación o un piso vacío para esos 7 días.

Muy malo para los hoteles, pero muy bueno para aquellas personas que no quieren alquilar su piso por la alta morosidad, y que de esta forma se pueden ganar un dinero extra alquilando su inmueble por esa estancia de 7 días.

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Y al igual que UBER, Airbnb, ha demostrado tener un negocio sólido, rentable y que genera usuarios leales y felices. También es mucho más barato y también cuenta con el apoyo y financiación de gigantes tecnológicos y capital riesgo.

¿Cuál fue el secreto del éxito de UBER y Airbnb?

El secreto del negocio de estas compañías, así como el Crowdfunding, fue únicamente darle a la gente lo que necesitaba y lo que quería, apareciendo en el mejor momento para triunfar, aprovechando toda la innovación disponible como los smartphones, aplicaciones, la nube y medios sociales.

Ambas empresas aparecieron como una necesidad para los usuarios que no podían gastar dinero, y como una oportunidad para los usuarios que necesitaban ganar dinero.

Pero a partir de ahora, estas compañías deberán moverse en un terreno cada vez más hostil y hacer frente a todos los obstáculos legales que están comenzando a encontrarse en su camino.

Para los Gobiernos y ciertas industrias, la economía del compartir supone un problema, pero para clientes y trabajadores de esta nueva economía, la economía del compartir es la solución. ¿Cómo acabará la batalla?, habrá que esperar.

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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