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6 defectos de Steve Jobs que unidos entre sí, se convirtieron en Genialidad.

Ya sólo nos falta un artículo más para acabar nuestra serie sobre Steve Jobs. Él no era perfecto, y en su propia biografía no sale bien parado, pues tenía enormes defectos reprochables por todos aquellas personas que trabajaban con él y que convivían con él. Pero ¿pueden 6 grandes defectos, una vez que los unimos, convertirse en una enorme cualidad? Visto lo visto, todo indica que sí.

En un artículo de 2013 hablábamos de algunas distorsiones cognitivas que se suelen encontrar en los empresarios altamente exitosos. Tras leer la biografía hecha por Isaccson y el libro escrito por Ken Segall desde el punto de vista del marketing, he podido sacar a modo de conclusión, que la gran mayoría de esos defectos de Jobs, sólo son defectos si te centras en el propio defecto, pero son cualidades si analizas lo que evita ese defecto.

1. Aversión a la autoridad y a las normas.

No sólo es Steve Jobs. La gran mayoría de empresarios y multimillonarios coinciden en que para tener éxito debes salirte de las reglas estipuladas. En el caso de Jobs, rebelde por naturaleza, sus más allegados le definían como una persona que disfrutaba no respetando las normas. De hecho, en la empresa tenía su propia plaza de aparcamiento con su nombre, pero él acostumbraba a aparcar en las plazas reservadas para discapacitados. ¿Por qué? por el simple hecho de no respetar las normas.

Ya desde el colegio no le gustaba que los profesores le dijeran lo que tenía que hacer, salvo una profesora que consiguió retarlo y motivarlo en lugar de avasallarlo. Jobs dijo que aquella mujer fue la única profesora que llegó a respetar.

Alcanzó algunas alianzas con algunas empresas, y tampoco respetó ciertos términos de los contratos a lo largo de su carrera empresarial. Por ejemplo, según Isaacson, llegó a un acuerdo con la compañía de los Beatles, la cual se llamaba Apple Corps, y la productora Apple Records, para que no les demandaran por usar el nombre Apple.

En el acuerdo se estipuló que no demandarían a Apple siempre y cuando la compañía de Steve Jobs, nunca entrara en el negocio de la música, mientras que por parte de Apple Corps, ellos nunca entrarían en el negocio de los ordenadores.

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Años más tarde, Steve Jobs incumplió aquel acuerdo cuando creó iTunes, y Jobs fue demandado. Es el famoso «no pidas permiso, que ya pedirás perdón». Y es que según Jobs, si no te saltas en cierto modo las normas, estás muy limitado para hacer cualquier cosa.

2. Distorsión de la realidad.

No había nada imposible para Jobs. Y ésto parece algo bueno. Pero en el caso de Jobs, todos coinciden en que era algo incluso enfermizo, pues vivía en su propio campo de la distorsión de la realidad.

Y este campo de la distorsión probablemente sólo le falló una vez: cuando le detectaron cáncer. Jobs ignoró por completo el diagnóstico de cáncer durante 9 meses, pensando que si se olvidaba de él, el cáncer desaparecería únicamente siguiendo su extraña dieta a base de ayunos prolongados, manzanas y zanahorias. Pero no, el cáncer le trajo de vuelta a la realidad.

Por lo demás, coinciden las personas que trabajaban con él que ese campo permanente de la distorsión de la realidad en el que vivía Jobs, le hacía parecer un loco: un loco para cerrar un acuerdo de negocios imposible, y Jobs lo cerraba; un loco que pensaba que los proveedores le rebajarían el precio por el simple hecho de ser Steve Jobs, y éstos lo hacían.

Loco por querer cambiar por completo 6 industrias distintas… y lo consiguió. Isaacson habló con muchos de los trabajadores de Apple que pensaron que se le iba la cabeza, y finalmente reconocieron que como buenos profesionales en su industria, llegaron a hacer cosas imposibles gracias a la constante presión de Jobs. Hicieron lo imposible porque no sabían que era imposible.

Como rezaba aquella campaña publicitaria de Apple: «Sólo la gente que está lo suficientemente loca como para pensar que puede cambiar el mundo, es la que termina cambiando el mundo».

3. Manipulador.

Steve Jobs te llevaba a su zona de distorsión de la realidad y conseguía que la gente hiciera lo que él quería. Podía ser una persona extremadamente grosera, pero también podía ser una persona extremadamente encantadora cuando a él le convenía.

Sabía llevarte a su campo en cualquier negociación y en cualquier conflicto. Eso que denominamos manipulación también se conoce como persuasión, y el arte de la persuasión no es otra cosa que manipular a las personas y a las masas sin que éstas sepan que están siendo manipuladas. Sin duda, éste era uno de los mayores talentos de Jobs en la negociación y a la hora de salirse con la suya en cualquier ámbito.

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(Ver: Cómo ser más persuasivo y conseguir que la gente haga lo que quieres)

4. Extremista.

Jobs dividía a las personas y empleados en únicamente dos clases: capullos y genios. O eras un capullo, o eras un genio. Lo mismo para las ideas y productos que le presentaban: o eran geniales o eran una mierda.

A menudo, cuando tenía un producto casi acabado pero tenía un fallo, decía que era una mierda y que había que comenzar de nuevo. Con respecto a las personas, cualquiera podía ser un genio hoy, meter la pata y ser mañana un capullo, aunque si nuevamente demostraba su valía, podía recuperar su «estatus» de genio.

A la inversa era más difícil. Es decir, si a una persona la había considerado un capullo, rara vez esa persona iba a tener la oportunidad de pasar a ser un genio. Entre otras cosas porque Jobs no le iba a permitir estar a su lado durante demasiado tiempo.

Jobs siempre presumió de la gente que trabajaba en Apple, pues los consideraba los mejores cada uno en su campo. Tenía una empresa de primera división que no admitía a jugadores de segunda. Y por tanto, aceptaba cualquier desafío porque sabía que tenía a los mejores.

5. Demasiado perfeccionista.

Jobs era enfermizamente perfeccionista. Lo aprendió de su padre, el cual pintaba incluso la parte trasera de los muebles que no iban a estar a la vista de la gente. Aquello fue el principio del diseño de Apple.

Jobs obligaba a sus ingenieros y diseñadores incluso a hacer vistoso el interior de sus dispositivos. A menudo, los ingenieros se revelaban: «Pero si ningún cliente va a ver nunca la placa base del ordenador para saber si los cables están ordenados o no», decían algunos ingenieros. A lo que Jobs respondía: «Pero nosotros sí lo estamos viendo, y es nuestra responsabilidad hacerlo lo mejor que podamos, aunque nadie vaya a verlo nunca».

Por eso Apple siempre ha defendido la calidad de sus productos diciendo públicamente: «que fabriquen mierda otros».

6. Distante.

Cuando Jobs estaba centrado en algo, tenía la capacidad de ser completamente distante y despreocupado de todo lo demás, incluidos sus amigos y su propia familia.

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Un gran defecto muy reprochable, aunque algunos lo describieron como alguien cuyo cerebro era un puntero láser, el cual apuntaba a algo, y permanecía centrado únicamente donde la luz del láser apuntaba.

Todo lo demás desaparecía. Aquello hizo que Jobs fuera una persona totalmente enfocada en una sola cosa, y hasta que no acababa esa cosa, no pasaba a lo siguiente. Es más, no existía lo siguiente. De hecho, no existía nada más.

Dicho de otra forma, Jobs podía ser distante con muchos, pero estar muy enfocado en una cosa.

7. Cruel y despiadado.

El propio Jobs reconoció que en ocasiones había sido exageradamente cruel con algunas personas, pero tampoco estaba arrepentido, porque esa era su forma de ser. Él no consideraba que estuviera dirigiendo una empresa. Él tenía la total convicción de que estaba cambiando el mundo, y su pasión y creencia por lo que estaba haciendo era tal que estaba por encima de la amabilidad y cortesía. «Cuando estás cambiando el mundo, no se puede ser blando».

También reconoció que su carácter era su forma de ser, y no le importaba mostrártela, porque consideraba que estaba siendo él mismo, y no una persona falsa como tantos otros que había conocido. Él era una persona sincera que te decía lo que pensaba a la cara, y era enemigo de mostrarte su lado amable y luego apuñalarte por la espalda.

Si Jobs tenía algún problema con alguien, esa persona sería la primera persona en saberlo, a no ser que jugara a ser amable mientras planeaba mandarlo a casa como hizo con algunos directivos y miembros del consejo. En ese caso, era un estratega. Muy despiadado, pero un estratega.

Finalmente, Jobs le reconoció a Isaacson que probablemente sólo hubiera sido innecesariamente cruel con un par de personas, o tres como mucho. En el resto de los casos, fue necesario ser cruel y despiadado, o de lo contrario, hubiera habido gente en Apple que no deberían estar, y desde luego, no hubieran logrado lo que consiguieron.

A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más