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Cómo recuperarse después de fracasar en un negocio.

Nadie busca el fracaso, pero fracasar en los negocios cuando decides emprender, es una posibilidad. De hecho, por estadística, son más los emprendedores que fracasan que aquellos que tienen éxito.

La mayoría de los consejos que encontrarás sobre el fracaso son «consejos cliché», del tipo: «el fracaso es necesario», «del fracaso se aprende», «para tener éxito hay que fracasar» o «el fracaso es el principio del éxito». En otras palabras, se le intenta buscar la belleza al fracaso.
Pero lo cierto es que el fracaso no tiene nada de bello, ni te lleva al éxito. Más bien te lleva al agotamiento físico y mental. En ocasiones, el fracaso te deja como si te hubieran metido en un cuadrilátero con el campeón mundial de boxeo de los pesos pesados. En otras ocasiones, te deja fuera de juego por mucho tiempo. Y si vives en España, aquí fracasar en los negocios te puede salir muy caro.
A veces se nos vende como que debemos estar deseando fracasar, pues de esta forma nos acercamos al éxito. Pero no, ya que en sus días lo comparé con un futbolista que falla 10 tiros a puerta. Y es que el fallar 10 tiros a una portería vacía, no indica que estés más cerca del éxito, sino que eres un pésimo futbolista.
Es decir, el fracaso sienta como una buena patada en los huevos. Nadie va buscando una patada en los huevos, y nadie se alegra de que se la den. Pero una vez que te han dado una buena patada en las pelotas, el truco consiste en intentar no llevarte otra patada en los bajos más adelante. 
Pero el fracaso, a veces es inevitable.
Una vez sabemos que el fracaso es muy doloroso y agotador, debemos entender dónde nos ataca exactamente ese fracaso.
La mayoría de las veces, ni siquiera nos preocupa tanto el hecho de la pérdida económica o destrucción de nuestra creación. El fracaso, a menudo ataca directamente a nuestro ego, a nuestra imagen con respecto a los demás.
Muchas personas llaman loco a un emprendedor, cuando en realidad muchas de ellas sienten envidia al ver a otras personas que están haciendo algo, y que ellos no hicieron por la falta de valor o falta de ambición, o, sencillamente, porque no sabían cómo hacerlo.
En el momento que fracasas, sabes que esas personas se van a alegrar, y te ves a ti mismo como un fraude. Muchos se avergüenzan de sí mismos, se sienten como fracasados ante su mujer e hijos. No quieren salir a la calle y llegan incluso a evitar hablar este tema y esconderlo a los conocidos. Lo ven como algo vergonzoso.
Habla de tu fracaso como lo que es, y de una forma natural.
Si crees que alguien se va a reír de ti, o se va a alegrar de tu fracaso, recuerda: «gilipollas hay de todas las formas y tamaños». Habla de ese fracaso como el que habla de haber perdido un partido de fútbol. No intentes adornarlo ni evitar hablar del tema. Eso demuestra entereza.
Y si te encuentras negociando un nuevo crédito emprendedor o solicitando inversión a un grupo de inversores, habla de ese fracaso con la mayor naturalidad y honestidad que puedas. Eso demuestra que eres fuerte, que has aprendido una lección y que estás liberado de cargas emocionales y prejuicios para comenzar de nuevo.
La culpa siempre es tuya.
No se trata de flagelarse. Se trata de conocer esta verdad universal. Si tu negocio ha fracaso, la culpa ha sido tuya.
Es que los clientes eligieron un producto más malo que el nuestro… pues fallaste entonces en el estudio de mercado o en el marketing de tu negocio.
Es que el contable nos timó…. tú contrataste al contable.

Ver también:  ¿Más fácil que nunca hacerse rico?, 6 pasos para convertirte en un millonario.

Mi negocio no era rentable… ¿qué te hizo pensar que lo iba a ser?

En el mundo de los fracasos en los negocios, todos los caminos llevan a Roma. La culpa siempre es del emprendedor. 
Y ahí es donde sí puedes sacar lecciones del fracaso, pues a pesar de que no existe belleza en el fracaso, si además buscas culpables para eximir tu responsabilidad, tu fracaso no ha servido de absolutamente nada.
Estudia ese fracaso.
¿Qué fue lo que llevó tu negocio a fracasar? Debes perder unos días para analizar cuándo comenzó tu negocio a ir cuesta abajo y sin frenos. A menudo, ya estaba predestinado a fracasar desde que tuviste la idea de negocio, al ser inviable.
Hay que comenzar la cadena de los «por qués», debido a que una gran mayoría de los negocios fracasan porque se quedan sin dinero para continuar. ¿Una mala planificación financiera?, ¿el flujo de caja?
A menudo, el pequeño emprendedor comete el error más común que lleva al fracaso una pequeña empresa, y es mezclar las finanzas personales con las del negocio.
En este caso, si analizamos el por qué de nuestro fracaso, al menos ese fracaso nos habrá servido como «universidad para emprendedores».
Entonces sí podremos decir ese famoso dicho cliché: «El fracaso es la oportunidad de comenzar de nuevo, pero con más inteligencia».
No dejes que te tumbe el fracaso.
El fracaso en un negocio no es distinto a un desengaño amoroso. Hay quien lo supera en poco tiempo, y hay quien dice de tocar las pelotas a la otra persona durante toda su vida al no ser capaz de superarlo.
Nadie puede solucionar lo que ya ha ocurrido. Tu negocio se fue al traste. Ahora, o te levantas o te quedas tirado en el suelo. Tú decides lo que haces y la importancia que quieres darle a este desastroso acontecimiento.
Es cierto que muchas personas han fracasado en los negocios antes de lograr un gran éxito, incluido el multimillonario empresario Donald Trump, el cual sabe mucho de ésto antes y después.
Finalmente, todo consiste en nuestra forma de pensar, donde cada uno actúa de una forma muy distinta ante un mismo acontecimiento. Y no sólo hablamos de los negocios, pues algunas personas superan mucho mejor que otras los problemas de la vida.
Emprender no es sencillo. Crear y gestionar tu propio negocio tampoco es fácil. Y en principio, no todo el mundo sirve para ser emprendedor, pero cuando emprender es tu única opción para sacar a tu familia adelante, pues hay que aprender a hacerlo si llevas años sin encontrar empleo y ya terminaste todas las prestaciones que te correspondían.
Entonces puedes fracasar o tener éxito. Lo más probable si no tienes ni idea de negocios es que fracases, pero si lo piensas fríamente, ya estabas «pasando hambre» antes de intentar tener éxito con tu propio negocio. Es decir, tú ya estabas recibiendo patadas en las pelotas cada día al despertar.
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A. Carlos González
Autor de "Cenizas de Prosperidad", Apasionado de las ventas, las finanzas, estratega empresarial, entusiasta del desarrollo personal y algunas cosas más

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